Amistad y destrucción: Crítica de «Excítame»

CRÍTICA: Hasta el 19 de octubre, en el Teatro Fernán Gómez

José Luis Sixto dirige la puesta en escena de este musical de Stephen Dolginoff, una bonita y atractiva rareza.

Tengo que reconocer que no soy un gran forofo de los musicales. La mayor parte de las veces echo de menos en ellos un mayor cuidado de la historia, un pequeño esfuerzo adicional a la hora de elaborar la trama, y acabo distrayéndome con cualquier detalle del vestuario o la escenografía. Con “Excítame. El crimen de Leopold y Loeb”, que puede verse en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, me ocurrió justamente lo contrario. El musical dirigido en lo escénico por José Luis Sixto y en lo musical por Aday Rodríguez no necesita más que dos actores y un pianista en directo para sorprender primero y atrapar después. La clave es el libreto de Stephen Dolginoff: no sólo los personajes son personajes de verdad, y no vehículos para que viajen las canciones, sino que se plantea una trama truculenta y algunos temas inhabituales en el género. El resultado: una bonita y atractiva rareza.

En 1924, Nathan Leopold y Richard Loeb secuestraron a un niño, lo asesinaron y tiraron el cuerpo a un desagüe de la ciudad de Chicago. No cometieron el crimen por nada en especial, lo que es lo mismo que decir que lo hicieron por todo. Por la curiosidad, por el aburrimiento, por la superioridad, por la excitación. “Excítame” no es un musical sobre el crimen, que ha atraído la atención de muchos desde que se cometió, sino sobre los porqués del crimen. Es decir, sobre la relación entre los dos jóvenes. Ése es su acierto fundamental, lo que le permite convertirse en una tensa exploración psicológica de dos chicos atados entre sí por la pasión, el sexo y una amistad entendida como destrucción feroz. La intensidad del poder de atracción entre Nathan y Richard, impecablemente construida en el libreto de Dolginoff que Pedro Víllora ha adaptado, alimenta el poder de fascinación de un espectáculo pequeño y potente.

Alejandro de los Santos, que es también productor, interpreta a Nathan. Y es evidente que disfruta haciéndolo, porque nunca se le ve fuera de un personaje lleno de pliegues y alguna que otra sorpresa. Frente a él, en el papel de Richard Loeb, Marc Parejo: una interpretación notable, en la que compone un ejemplo perfecto de la malignidad guapa. Los dos tienen una amplia experiencia como protagonistas de musicales, así que sus capacidades vocales están fuera de toda duda. La música de Dolginoff que Aday Rodríguez ha trasladado a la primera puesta en escena española de esta historia, contribuye a construir la atmósfera de tensión irresoluble que impregna todo el montaje. En este punto hay que destacar el trabajo del pianista Aitor Arozamena: tras el escenario, durante los ochenta minutos que dura la función, da una lección de concentración y ajuste con su música en directo.

La mayor parte de las virtudes que tiene “Excítame” como propuesta peculiar y su acabado enigmático son atribuibles a la dirección de José Luis Sixto. Él se ha cuidado de evitar contorsiones en la narratividad de la historia, ha establecido un ritmo detenido pero vivo para la acción y ha buscado la elegancia en cada segundo. Los dos actores se mueven con fluidez por el escenario a pie de platea y la propuesta de Sixto juega inteligentemente con la disposición peculiar de la sala: el público contempla desde tres frentes, y para cada uno de ellos hay detalles diferentes durante la función; el mal tiene siempre varias caras.

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