Crítica de Aristócratas Conversos

Teatro Fígaro. Madrid

Crítica de Aristócratas Conversos
Crítica de Aristócratas Conversos
¿Hasta dónde estarías dispuesto a mentir para intentar mantener las apariencias? Averígualo en la Crítica de Aristócratas Conversos

Resumen

Crítica de Aristócratas Conversos
Teatro Fígaro. Madrid
Intérpretes: Carlos Chamarro, Juan Carlos Martín, Yolanda Vega, Jesús Cabrero, Mireia Zalve y Álvaro Larrán
Autor: José Andrés López de la Rica
Producción: “Corta el Cable Rojo”

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Crítica de ‘Aristócratas Conversos’ por Javier Torres

Pues sí, hasta la aristocracia ya no es lo que era…y el servicio tampoco. En el Fígaro tenemos ocasión de comprobarlo. También es verdad que la palabra aristocracia ya no pone tanto. Suena a puertas mohosas y cortinones incómodos y un poco olor a rancio entre mucho decorado kitsch sospechoso de ser de imitación.

Casi atrae más lo de conversos porque supone una dinámica, un proceso, una evolución se venga de donde se venga y como hoy todo está en cambio acogemos lo que cambia con cierta simpatía. Y lo que lo de aristócrata nos da pereza, lo de converso nos aviva la curiosidad.

Ambientación

Ya al entrar al teatro Fígaro nos encontramos con el decorado de un salón de una casa noble con vajilla de porcelana, copas de cristal, suponemos que de Bohemia o de algún otro sitio que resuene como buen origen para un cristal que se precie en una mesa de una casa de alta alcurnia, el retrato de algún antepasado, grandes cortinas y tapices y el resto del noble mobiliario que acompañará a los personajes en esta divertida comedia en verso que sin perder ripio nos mantiene la sonrisa y la curiosidad hasta el final.

Lo que puedan tener los personajes de estirados y engreídos, de repelentes pisaverdes al ir apareciendo en escena y producirnos rechazo y aversión pronto de transmuta, se convierte siguiendo el apelativo del título de la obra en comprensiva vergüenza y lastimosa conmiseración. En fin…que hasta terminan pareciendo simpáticos y te los llevarías a dar una vuelta por algún espectáculo de los Veranos de la Villa.

Como todos estamos en proceso y en cambio llegas a identificarte con estos camaleónicos aristócratas que se resisten como gato panza arriba pero a la fuerza ahorcan y no tienen más remedio que reducir pretensiones y acabar por arrojarse a las ofertas del super. La identificación es aún mayor cuando te das cuenta que los pobres han ido cayendo en esas trampas de especulación o inversiones milagrosas en inmobiliario, preferentes, bitcoin, NFT… que a todos nos suenan o lo que es peor, en las que también hemos picado, picoteado o intentado y menos mal que no nos zambullimos del todo. Tal vez la pretensión de ser marqués o sentirse del club no esté tan pasada de moda. Insisto en que es en lo de la conversión en lo que todos nos vamos, afortunadamente, moderando.

En escena

Todos tienen ese toque rancio de amaneramiento bien adobado: la estiradísima marquesa, el algo calzonazos y flemático marqués, la niñita caprichosa y revolucionariamente creativa como toca y es propio de su noble rango, el joven algo timorato en casa pero que es el que más arrojo termina mostrando de todos y el mayordomo que crítico y cínico como toca a buen mayordomo tiene su corazoncito en el lugar del que proviene y al que sueña volver pero que es tan acomodaticio como el resto y también sufre una especie de conversión a la inversa.

Destacamos de esta Crítica de Aristócratas Conversos

Juan Carlos Martín esta extraordinario en el papel, en sus juegos de tono y de actitud y además de introducirnos a todos en las confidencias que hay debajo de la mesa, nos abre a su lado más humano y generoso y durante toda la obra manteniendo el pulso y la comicidad en todas las situaciones. Felicidades porque creo que el papel está cuidadosamente interpretado sin estridencias pero enormemente divertido y es el hilo conductor, narrador y chispa de todo el enredo. En todo este elenco nos quedaría el Duque que es más un prototipo indigesto de chulo con dinero y este se merece la suerte que le toca porque sí que resulta más clasista y ridículamente obsceno. Muy bien interpretado por Jesús Cabrero.

No son marqueses de golilla pero intentan aferrarse a los clichés que deben cumplir por pertenecer a tan honorable linaje. Poco a poco se irán dando cuentas que soltarse esos estereotipos les va a permitir más auténticos y sobre todo sobrevivir.

La dirección

La comedia es de José Andrés López de la Rica y es desternillante sin caer en la broma fácil o amaneramiento extravagante por parte de cada uno de los personajes. Entran bien y se hacen muy creíbles en sus respectivos papeles por los que increíblemente van transmutando pues cada personaje sufre una transformación que le permitirá despojarse de sus falsos ideales y de sus convencionalismos absurdos. En el enredo que se va formando todos terminan saliendo bien parados, más o menos.

Los actores

Todos los actores están geniales: Carlos Chamarro y Yolanda Vega como los marqueses, el absolutamente supremo mayordomo Juan Carlos Martín, el duque Jesús Cabrero, la marquesita pintora Mireia Zalve o el marquesito Álvaro Larrán. Ambos jóvenes desempeñan muy bien su papel y tienen alguna escena que rebaja la carga maniquea de la obra y nos muestra una generación menos amanerada que la de sus padres.

Conclusión de la Crítica de Aristócratas Conversos

Aristócratas conversos está más de actualidad que nunca. Los títulos nobiliarios tal vez vengan a ser sustituidos por protagonismo o popularidad o likes pero… ¿Quién se resiste a perder su estatus y si tiene que estafar o engañar o travestirse de otra cosa no lo haría? La cuestión es estar en el “candelabro” todo el tiempo que sea posible porque nuestro ego no se permitiría otro lugar. Mantener la posición, ni un paso atrás y para ello vamos tirando y a ver qué va saliendo y como sorteamos el destino. Lo difícil y perdón por repetirme tanto, es la conversión.

Los personajes de “Aristócratas conversos” nos enseñan cómo hacerlo a las mil maravillas y con humor, un humor refrescante y ligero. En una de estas calurosas y cargadas tardes del verano madrileño qué mejor que pasarse por el Teatro Fígaro y darse un chapuzón de carcajadas.
El equipo, todo el equipo ha puesto mucha energía en que así sea y merecen mucho más que una oportunidad. Estoy seguro que funcionará el boca-oído y esta comedia va a dar mucho que reír. Producida por “Corta el Cable Rojo” estará hasta finales del verano

Felicidades a todos ellos y gracias por regalarnos tan buen rato. Esta es nuestra opinión crítica de Aristócratas Conversos.

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