Crítica de Faraday (El buscador)

Desde 13/09/2018 en el Teatro Galileo de Madrid

Crítica de Faraday
Faraday, El Buscador. Una obra de Fernando Ramírez Baeza que nos introduce en el hiperrealismo del universo tecnológico.

Resumen

Crítica de Faraday. Teatro Galileo de Madrid.

Reparto: Pedro Miguel Martínez, José Manuel Seda, Alicia Montesquiu, Javier Collado y Ana Turpin
Autor: Fernando Ramírez Baeza
Dirección: Paco Macià
Producción: Compañia Salvador Collado y Subprime Teatro
Escenografía: Ángel Haro
Iluminación: José Manuel Guerra
Audiovisual: Bamstudio
Producción Ejecutiva: Isabel Romero De León y Rosa Fernández Cruz (Coart+E)
Ayudante de dirección: Andrea Saiz
Prensa y Promoción: Adolfo Ramírez Baeza
Marketing: Bamstudio

Crítica de Faraday de Javier Torres.
La propuesta teatral “Faraday (el buscador)” es un thriller que en ocasiones te hace contener el aliento ante otra vuelta de tuerca más a ese mundo de las tecnologías, las redes sociales e internet. Más que vuelta de tuerca debería decir una actualización (upgrade) de una aplicación ya instalada y más que de un thriller de un e.thriller si se me permite el juego de palabras.

Es una obra que trata sobre la búsqueda, la clásica, la analógica pero en versión digital. Búsqueda que puede llevar una vida entera entregado a un proyecto o búsqueda tomando atajos mediante el engaño y el chantaje hacia la fama y la riqueza, el control, en suma el poder.

El reparto compuesto por Pedro Miguel Martínez, José Manuel Seda, Alicia Montesquiu, Javier Collado y Ana Turpin desarrollan la acción con momentos de impaciencia contenida y con la tensión de un dramático desenlace a golpe de pantalla.

Pedro Miguel Martínez está francamente genial aportando a su papel la fragilidad de una persona de avanzada edad pero con la ambición, el poder y la frialdad de un auténtico doctor maléfico intentando apoderarse y controlar el mundo. En su terrorífico plan se cruzará su pasado, la duda y por un resquicio se colará la compasión y el afecto que le llevarán a una loca huida hacia adelante.

La obra plantea la relación amor-odio con ese oscuro objeto de deseo que para todos es un invento que supondrá el mayor desafío tecnológico y el fin de la privacidad de millones de personas.

La obra nos habla de encapsulamiento que todos sufrimos y nos auto infligimos al conectarnos y exponernos como en una burbuja y como eso tal vez nos acerca a un público distante y nos aísla de nosotros y de las personas que más queremos hasta desdibujarnos y hacernos irreconocibles para nosotros mismos.

Nos obligamos y nos debemos a nuestros perfiles, nuestros contactos, nuestros seguidores en las redes, colgados de los muros de páginas en las que ya no nos identificamos o lo que es peor, nos traen la peor versión del que un día fuimos porque todo queda guardado, archivado, subido y pendiente de ajustarnos cuenta en cualquier momento.

Presas de nuestro miedo también llevamos una huida hacia adelante en la que corremos huyendo de nosotros mismos y tal vez de nuestros propios avatares. La obra es así una reflexión muy profunda en forma de imparable thriller hasta el momento en el que lo inevitable tiene lugar y todos jugamos, espectadores incluidos al juego que supone inmolarnos por el propósito de satisfacer la curiosidad, invadir la privacidad de otros, desnudar la intimidad.

Parece un destino inevitable y la reflexión que tal vez proponga Fernando Ramírez Baeza como autor de esta obra es si realmente es así y si no hay más remedio. Tal vez haya una oportunidad de recuperar el sentido común y recuperar lo que en realidad somos o no y tal vez la realidad, la más pura realidad no sea más que una gran mentira.

La escenografía es la adecuada y contribuye eficazmente al desarrollo de la acción sin distraer y muy en sintonía con las proyecciones audiovisuales y los efectos sonoros. Un muy interesante montaje en el que lo audiovisual se impone, se nos impone y se nos acerca de una manera amenazadora hasta que de tan cerca que lo tenemos nos vemos reflejados en la pantalla.

Los efectos sonoros y el vestuario contribuyen a ese ambiente de frialdad líquida de litio y cobalto.

Una propuesta escénica que no hay que perderse y a la que es conveniente llevarse algún dispositivo electrónico, con preferencia el móvil por aquello de no quedarse desconectado.

Del 13/09/2018 al 14/10/2018 en Teatro Galileo de Madrid
Horarios y sesiones de «Faraday»

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