Resumen
Mil Campanas
Musical
Teatro Soho Club de Madrid
Reparto: Álvaro Torres, Guillermo Stad, Keisy Lee, Arantxa Albiach, Fátima Padial, Fran Caparrós y Lorena Fidalgo
Autor: Antonio Martín Regueira
Dirección: Antonio Martín Regueira
Prodcucción: Playnewdance
Coreografía: Fátima Padial
Montaje: Compañía Onbeat
Vestuario: Compañía Onbeat
Una crítica de Javier Torres
Sobre el espectáculo
«Mil campanas» es un musical para compartir, para disfrutar en compañía. Que nadie piense que no puede ir a verlo solo y pasarlo bien; nada de eso porque la compañía la va a encontrar en la sala y sentirá que ha descubierto un grupo de amigos del que nada sabía.
Mil campanas y muchas más son las que suenan en nuestros cerebros y sí, claro que sí, también suenan en nuestros corazones porque sentimos un subidón de juventud, sobre todo, los que ya la vamos viendo con un poquito de distancia.
Es un musical para compartir, para cantar, para bailar, para tomarse una copita de cava y para fundamentalmente pasárselo muy bien.
Lo más selecto, escogido, popular del pop de los años 80 y 90 tanto nacional como extranjero y sin pausa y al hilo muy bien llevado de una historia o varias, de amistad y amor. Duración 100 Minutos. Edad mínima 18 años.
Horarios y sesiones para ver este espectáculo
Sinopsis del musical Mil Campanas
El argumento
Sencillo. seis amigos, tres chicos y tres chicas que se conocen y se relacionan, aunque con largas intermitencias, desde los tiempos del instituto, se reúnen 25 años más tarde convocados por uno de ellos que va a abrir un bar que sirve de ambientación para este sonoro encuentro.
El nombre del local es «La movida del bacalao» que no deja de ser un guiño irónico para mostrar la diferencia de estilos musicales de aquellos iniciales 80 y también la brecha generacional que todos sienten y ante la que no se achantan sino que muy al contrario se reivindican reviviendo la movida en este caso la auténtica Movida musical ochentera.
Ellos y ellas se reinventan de nuevo con este encuentro. Alguno ha evolucionado, ha madurado, está más o menos contento con su vida o ha luchado para que su vida sea más auténtica y más acorde con su sentir. Algún otro todavía arrastra al adolescente inmaduro que fue. Todos llevan dentro al joven que bailaba alocadamente los temas recién estrenados, recién salidos y que sonaban en vinilo en las pistas de baile y que ahora son clásicos y emblemas musicales.
Autoafirmación
La obra tiene algo de reclamo, de autoafirmación, de protesta y algo de catarsis colectiva. Una ocasión para que estos otrora adolescentes y hoy maduritos cuarentones se recuperen a sí mismos y recuperen las ilusiones de una generación que estaba estrenando España, una España que se abría libre y una juventud que se lo iba a comer todo como todas las juventudes por otra parte pero que en este caso contaba con un momento histórico y musical especialmente rico y creativo.
El público corea, canta, aplaude, baila y es cómplice. Se entrega. Pareciera que les va algo personal en ello y es que muchos posiblemente compartan la trayectoria sentimental y vivencial, por edad, de los protagonistas pero ello, si bien añade un punto, casi simbiótico entre público y actores, no es necesario para cantar y corear los temas que son todos ya clásicos y para disfrutar un rato divertido además de contar con un popurrí musical no por variado menos selecto y si no, vayan y hagan la prueba. ¿A ver qué canción pegadiza de esas décadas se queda en el tintero o en la garganta…? Ninguna. Hay que ir preparado para esa que estamos pensando poder cantarla porque hay oportunidad para ello.
Equipo artístico del espectáculo
El guión y dirección es de Antonio Martín Regueira. La coreografía de Fátima Padial. Los actores están todos es su salsa y disfrutan dando vida a un alter ego. O un trasunto de ellos mismos. Y de toda una juventud que fue joven en todo el sentido de la palabra. En esa maravillosa, prodigiosa dirían algunos, década de los 80. Esa que fue de todos y para todos un periodo de explosión de libertad y en lo que se refiere a la música una época dorada de la que aún bebemos.
Es necesario ir para volver a ser joven. Una sesión de «Mil campanas» funciona mejor que cualquier lifting en el que estemos pensando. Y si no se necesitas un lifting es una ocasión para ingerir un poco de la pócima de la eterna juventud.
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