Nungharis. Mejor que la Sangre
Teatros Luchana de Madrid
Dirección y dramaturgia: Javier San Román
Reparto: Antonio Gómez, Marisol Ardoy, Inma Gamarra y Fran Dumont
Producción: Juan Pita
Horarios y sesiones de Nungharis
Una crítica de Javier Torres
Javier San Román escribe y dirige esta escalofriante comedia sobre los últimos días de Nungharis. El vampiro más longevo con vida. Pero con una vida un tanto mortecina que arrastra. Como la capa vampírica entre celuloides en blanco y negro que visiona cada noche y bebiendo sangre embotellada que seguro que no es lo mismo que la fresca a golpe de dentellada.
Los años de esplendor han pasado. Se alimenta de esta sangre algo caduca. Y de los recuerdos y añoranzas de un tiempo que fue y no volverá. Nungharis, interpretado terroríficamente por Antonio Gómez esta en total decadencia. Sólo su vivaz, fiel y manso sirviente Lúdicrus interpretado por Fran Dumont que tiene momentos brillantes con geniales cambios de registro, le acompaña y le cuida en tan fatales y últimas circunstancias.
Nungharis sólo infunde algo de temor en este sirviente. En la imaginación del vampiro poblada de las fantasías y de las vivencias rememoradas de un pretérito glorioso se lamenta y se auto flagela a sí mismo. Lúdicrus forma parte de este mundo imaginario en el que pretende estar a flote y seguir a la deriva sabiendo que otros grandes de las libaciones ya perecieron. Y algo resignado, lánguidamente, contempla su final.
Una propuesta divertida de una antigua representante le sacará de este mortecino letargo y le llevará a enfrentarse a un mundo hostil. Donde ya no hay lugar para la magia. Para el romanticismo. Para los vampiros, Y sí para el mercantilismo. El consumismo. El expresionismo. El sadomasoquismo. Para el vegetarianismo (recordemos que es un vampiro) y para otros «ismos» que no forman parte del ensoñado mundo de Nungharis.
Soltado de bruces en medio de cruda realidad y lejos de su hogar en Transilvania. Tiene que aprender a renombrar el mundo comenzando por su lugar de origen, Rumanía. Y por todos aquellos fines y objetos de deseo que han sido hasta ahora los propios de su condición de vampiro que se ve reducida en un psicoanálisis express y que lo deja descolocado y perplejo.
Pero el gran Nungharis haciendo gala de su talento y de su condición de sobreviviente sabrá como esquivar estos contratiempos para hacer lo que hasta ahora ha venido haciendo, sobrevivir. Cambiará, poniendo al mundo por testigo la sangre al final de la agotadora jornada por otra bebida, muy española y sin ajo.
Nungharis no en vano es un vampiro de prosapia. Pero un giro de los acontecimientos provocarán que pase el testigo (mejor dicho la estaca) y su legado continúe. Y lo que nadie espera es que sea recordado no por el terror que infundían sus colmillos sino por su dieta alimenticia. Nungharis, el no muerto que tampoco estaba vivo pasa a ser el muerto que sigue estando vivo.
Inma Gamarra está sublime en sus múltiples papeles. Aunque breves, dejan una impronta imborrable en Nungharis y provocan el cambio de los acontecimientos. Y Marisol Ardoy sufrirá una macabra transformación y termina siendo testigo y parte del fin de nuestro adorable Nungharis. Pero lleva en sí misma la “bendición” de su don, cedido y gratificado y que paseará ante el público.
Elisa Cano Rodríguez está al cargo de la escenografía. Rápidos cambios de escena que se pasan en un santiamén, con perdón. El atrezo y decorado, sencillo pero muy efectivo. Nos permite trasladarnos en un «pispas». De la oscura, fría y tétrica Transilvania a un Hotel español de habitaciones por horas o a un plató de rodaje.
Una propuesta teatral divertida y muy entretenida. Deja una reflexión sobre el tiempo que pasa y sus añoranzas. Al fin y al cabo todos somos un poco vampiros. Un poco muertos y un poco vivos.
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