Resumen
Crítica de El Síndrome del Copiloto
Teatros del Canal
Intérpretes: Miguel Ángel Muñoz y Cuca Escribano
Texto y dirección: Vanessa Montfort
Escenografía: Leticia Gañán, Curt Allen Wilmer (aapee). Estudio Dedos
Iluminación: Valentín Álvarez AAI
Música: Fernando Velázquez
Espacio sonoro: Sara Santaella , Jorge Marín . Arte Sonora
Vestuario: Virginia Serna
Coreografía: Isabel Vázquez
Jefe técnico: Alberto de las Heras
Distribución: Elena Martínez
Producción: Avanti Teatro
Prensa: María Díaz
Redes: Concha Martín
Coproducción: Concha Busto Producción y Distribución . 16 Escalones Producciones. María Díaz Comunicación
Con la colaboración de: Junta de Andalucía – Consejería de Cultura. Teatro Cervantes de Málaga
Duración: 90 minutos
Uso de luces estroboscópicas
Horarios y Sesiones de esta obra de teatro
Crítica de El síndrome del copiloto
Marina, una mujer sola en medio del Mediterráneo sobre un velero que no sabe navegar, el de Óscar. Debe cumplir con su último deseo: cruzar el Estrecho y arrojar sus cenizas en Tánger. Una mujer sobre un velero en medio del mar. Navegaba sola por primera vez. Dialogaba a ratos consigo misma, a ratos con el recuerdo de Óscar, su compañero muerto. Seguía sus instrucciones una vez más para cumplir una promesa: arrojar sus cenizas en Tánger.
Desarrollo
El síndrome del copiloto es heredera del espíritu de El viejo y el mar, La Odisea, Cinco horas con Mario y Magnolias de acero en su reverso más luminoso. Adaptación teatral libre de la novela Mujeres que compran flores. Una historia que llega.
Marina está acostumbrada a viajar en el asiento de copiloto. No toma decisiones. Ni coge las riendas de su propia vida. Óscar ya no está para guiarla.
Un magnífico diálogo realista entre hombre y mujer dentro de un espacio mágico y cambiante, como el mar. Una aventura marítima de ocho días. La superación de lo perdido. Revivir su historia de amor. Y lo más importante: Recuperar sus sueños y el timón de su propia vida.
El elenco
Miguel Ángel Muñoz interpreta a Óscar. Un trabajo absolutamente magnífico. Templado. Tranquilo. Sereno. Óscar es la memoria. Lo vivido. Lo bueno y lo malo de cada uno de nosotros. Desde que entra en escena, ilumina. No quieres quitarle la vista de encima. Un resultado envidiable. Enhorabuena Miguel Ángel.
Cuca Escribano interpreta a Marina. Cuca tiene el trabajo difícil, el peso del espectáculo. Y lo hace correctamente. Ella es la antiheroína contemporánea. Incapaz de tomar el timón de su propia vida. Porque la felicidad de los demás siempre ha pesado más que la suya. Ahora debe recuperar sus sueños. Su lucha contra los elementos. Contra sí misma. Pero cuidado con la frágil línea divisoria entre la inseguridad, el miedo, la histeria. No son lo mismo.
Dramaturgia y dirección
El texto de Vanessa Montfort está basado en su obra literaria ‘Mujeres que compran flores’. Una novela sobre la amistad, la independencia femenina. Un viaje al centro de los sueños de la mujer contemporánea.
Vanessa Montfort es una creadora de metáforas. Es la capitana de este show marítimo, en mitad de su propio oleaje psicológico. Sorprende la cantidad de información marítima tan precisa que revela el guion. Trabajo y documentación por los cuatro costados. Todo ello imbuido en psicología femenina. Montfort ha sabido plasmar perfectamente el espíritu de una mujer a la deriva emocional, que necesita poner punto final a una relación en la que ha apoyado toda su vida.
Este montaje teatral nos recuerda lo mucho que podemos conseguir si nos arriesgamos:
No tomar ninguna decisión, es tomar una decisión muy importante.
Producción
El montaje final es un de los mejores que hemos visto en mucho tiempo. Inteligente y sorprendente. La música has sido elegida con muchísimo acierto para las escenas que realmente lo necesitan.
Escenografía
Maravillosa. El barco, Peter Pan, es uno de los grandes protagonistas de esta historia teatral. Sus movimientos te hacen sentir el bamboleo de las olas. Ese ir y venir a veces sutil, a veces violento. En ocasiones como anclado al suelo. En otras, ligero y fugaz pendiendo del cielo. Sus elementos, el despliegue de recursos, lo convierten en uno de los personajes necesarios de este montaje teatral. Incluso goza de nombre propio. Un nombre además, que conlleva un conjunto de rasgos personales que se caracterizan por mostrar una gran inmadurez emocional en la edad adulta.
Con especial atención a la iluminación de Felipe Ramos. Sutil en los momentos más dulces del espectáculo. Arrolladora en las escenas más conflictivas, especialmente esa apabullante tormenta.
No te puedes perder esta maravilla teatral, sólo hasta 24 de abril en los Teatros del Canal de Madrid. Esta es nuestra crítica de El Síndrome del Copiloto.
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