En el estudio

Una semana da para mucho.
Después de tantos años sin tocar juntos, el pasado martes, Jordi, Dani, Agus y yo nos reunimos, instrumentos en mano, en el estudio de grabación “Feel Back”, con los deberes hechos durante los ensayos para la grabación del disco dispuestos empezar.

En mi cabeza aún resonaban los aplausos de la noche anterior en el concierto de “Póker de Voces” y en el alma aun sentía los compases de la “Canción del Pueblo” de “Los Miserables” que dos días antes bajaban el telón para siempre. Así pues, encontrarme con mis viejos camaradas en el estudio de grabación paliaba la melancolía y la resaca de los días anteriores.

Después de las pertinentes pruebas de niveles desde la mesa de control, empezamos a ensayar, tema a tema, sin prisa pero sin pausa, puliendo minuciosamente al detalle cada estrofa y estribillo.

Una de las cosas que me sorprendió aquel de ensayo fue darme cuenta de que los cuatro componentes de la banda, con las particularidades que nos distinguen a cada uno, tenemos un lugar de encuentro común en la meticulosidad a la hora de trabajar. No era consciente hasta qué punto me condicionaron los años en los que estuvimos tocando juntos hasta que nos pusimos a tocar el pasado martes. Esa forma de trabajar, casi obsesiva, que en ocasiones puede haber hastiado a los que conmigo han trabajado en el Teatro (lo siento) la adquirí aquellos lejanos años y la he llevado conmigo hasta hoy. Puedo detenerme en un detalle durante horas hasta dejarlo como creo que debe estar y lo mismo ocurre con mis compañeros, Jordi, Agus y Dani. En la sala de ensayos la cabeza, en ocasiones, va a una velocidad mucho más alta que el cuerpo. En esos momentos pienso cuarenta detalles a la vez y tengo que ordenarlos para poderlos explicar de una forma entendible. Debes escoger bien lo que es importante y lo que no. El arte de la creación en estado puro, en mi caso, se produce en el local de ensayo con mi banda.

Después de ensayar varios temas y dejarlos cerrados para la grabación, decidimos grabar un vídeo con el tema “Déjame decir” para ofrecerlo a todos los que me habéis apoyado de forma tan cariñosa y mostrar así el ambiente en el que trabajamos los cuatro. Después, apagamos los amplificadores, desenchufamos las guitarras y nos fuimos a descansar.
Para que el día fuera completo en cuestión de emociones me enviaron un mensaje desde Verkami, que mi proyecto de mecenazgo ya estaba subido a la red y navegaba viento en popa. En poco más de dos horas las aportaciones habían alcanzado la cifra de 1.500 Euros. Hoy ya hemos sobrepasado casi los 2.300 Euros. No sé como agradecer tanta generosidad. Sólo se me ocurre una forma y es haciendo este disco de la mejor manera que sé, que es con toda la honestidad de la que soy capaz de trabajar.
Sigo.

Al día siguiente a las once de la mañana seguimos los ensayos mientras César Cisneros, co-productor junto a mí del disco, seguía tomando niveles.
El jueves fue el primer día de grabación real. El tema elegido fue “Ahora entiendo”. No podíamos empezar con mejor elección pues es una canción que habla de alguien que vuelve después de mucho tiempo a su lugar de origen para encontrarse con la realidad que no supo comprender en le pasado y que ahora acepta de una forma natural con intención de seguir viviendo en paz.

Los primeros veinte o treinta minutos los viví en una nube, incrédulo ante lo que estaba viviendo. Una vez pasado el estado de embriaguez espiritual, cercano a la felicidad absoluta, me puse el mono de trabajo y junto a César empezamos a hablar, tomar decisiones, volver a hablar, escuchar, volver a escuchar, repetir, repetir, repetir…

Lo mismo ocurrió al día siguiente cuando grabamos “Déjame decir” y “Entre las sombras”, ambas canciones mágicas, de mucha atmósfera que hay que tocar sabiendo muy bien lo que se quiere contar. Esa es la dificultad de una grabación: transmitir lo que se quiere decir, no únicamente dejando la batuta de la narración al texto de la canción. También los los instrumentos que participan en ella deben hablar.

El Sábado le llegó el turno a uno de los viejos temas de la banda, “Tocar el cielo”.
Este proceso fue algo más dificultoso que el de los anteriores temas grabados ya que por la mañana me levanté con una idea radicalmente distinta de la que habíamos estado tocando en los ensayos. Estas cosas pasan, forman parte de los procesos de creación, nada es definitivo hasta que queda grabado. Por suerte mis compañeros, pacientes hasta el infinito, entendieron las razones por las que quería probar la nueva estructura que les propuse para esta canción y nos pusimos a trabajar sobre ella.

Por la tarde, salimos del estudio convencidos de que, en esta primera semana de grabación, el trabajo realizado ha estado a la altura de nuestras motivaciones y eso nos hacía estar felices.

Veremos que nos depara la siguiente semana.
Adiós amigos.

Conoce nuestro proyecto en Verkami.

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