Enrique Salaberría: «El sector no se ha enfrentado al 21% de IVA»

ENTREVISTA

Enrique Salaberría.
Enrique Salaberría.
Enrique Salaberría, Presidente del grupo Smedia, repasa su historia, la de su grupo, el momento actual del teatro y el futuro.

Enrique Salaberría no se corta. Sabe lo que piensa y lo dice con claridad cristalina y la fuerza de ser el muñidor de una empresa que gestiona siete teatros en Madrid y vende más de un millón de entradas al año. El Grupo Smedia. Se le ha definido algunas veces como "verso suelto", y lo es con una contundencia muy alejada de la poesía. Sobre todo, para hablar de la interferencia de lo público y lo político en su sector: "Son un carcinoma". 

En su discurso, muy duro, hay un claro planteamiento regeneracionista de escala nacional: un plan estatal para la cultura, la educación y la investigación. Pero mucho más: pide a lo público que se retire y a sus compañeros que peleen por esa retirada, que corten amarras con la subvención y las ayudas. No duda al señalar lo que ve como problemas y lo hace sin paños calientes: estafa, fraude, artistas secuestrados, competencia desleal y un sector que "no se ha enfrentado al 21%"

No hace prisioneros. Pero se abre y comparte también la historia de sus comienzos, los mecanismos internos de Smedia, sus reflexiones sobre el teatro actual y sus aspiraciones para el teatro futuro. Una entrevista exhaustiva con un hombre y un grupo indispensable para conocer el cómo y el por qué del teatro de nuestros días. 

Pasado, presente y futuro del grupo Smedia

Teatro a Teatro –. Siete teatros en Madrid, miles de butacas, una enorme programación… ¿Cuántas entradas vendió Smedia la temporada pasada?

Enrique Salaberría -. Bueno, nosotros estamos vendiendo en torno al millón de localidades anuales. Este año pasado no ha sido el mejor nuestro, de todas maneras, porque fue un año en el que la crisis mantuvo un peso demasido grande. Sobre todo porque había una pérdida de confianza. El público estaba más cansado de la estructura institucional que lo que está ya este año. Se sentía un gran desapego hacia esa estructura institucional y nosotros no dejamos de ser parte de ella, como parte del edificio cultural. Ha habido una gran desafección de la ciudadanía con todo aquello que se propone desde las estructuras institucionales, por ser, desde el punto de vista del espectador, corruptas y controladas por los políticos. No es nuestro caso, porque aunque hagamos cultura, nada tenemos que ver ni con los politicos ni con el dinero público, pero al fin y al cabo nos afecta.

TaT-. ¿Cuántas personas trabajan actualmente con usted?

E.S.- Smedia, como cualquier empresa del medio, ha tenido que apretarse el cinturón. No es el momento en el que más personal trabaja con nostros, pero la estructura en su totalidad, la integramos alrededor de 150 personas.

TaT -. Una empresa grande, un momento económico complicadísimo, un sector difícil como el del teatro…

E.S.- Yo no creo que sea difícil. No es difícil acercar el teatro al público, porque el público es un gran amante del directo y de la verdad, y el teatro es verdad. Son aquellas emociones que uno necesita ver reflejadas en el escenario para comprenderse mejor, entenderse mejor y mejorar en la vida. Y disfrutar sobre todo de eso que estás viendo y reírte de ti mismo.

TaT -. ¿Cómo ha llegado Smedia a ser lo que es hoy? ¿Cuál ha sido la filosofía de trabajo?

E.S.- La filosofía de trabajo es levantarte a las 7 de la mañana y acostarte a las 11 de la noche y dedicar toda tu ilusión y tu esfuerzo a conseguir los objetivos. No hay más que eso. Y ser honrado con las personas con las que colaboras y trabajas, aunque ellas digan lo que digan. La envidia sigue siendo el deporte nacional en España, pero lo importante es creer en tu trabajo, ser honrado y respetar por igual a todas las personas que están contigo.

TaT –. ¿Cuáles son los planes para Smedia a medio y largo plazo?

E.S.- Smedia es una empresa a la que los avatares de los últimos quince años le han llevado a concentrarse en la exhibición de espacios teatrales y producción de espectáculos. Menos en la distribución porque ya vimos que la distribución corría con grandes riesgos. En este momento, creemos que tenemos que consolidar la relación con nuestro público a través de las estructuras más digitales. Tenemos una presencia digital importante pero creemos que es el momento de hacer un gran cambio para acercarnos ya de una manera muchísimo más directa, para que el teatro se convierta de verdad en una experiencia positiva para nuestro público.

Creo que tenemos que iniciar ya el camino y el cambio para encontrarnos con unos públicos para los que ha cambiado radicalmente el concepto de directo. De alguna manera, tenemos que proponer ese directo en modelo de espectáculo, porque la demanda está en el mercad y la tenemos testada y observada. Creo que el público del teatro de texto es un público masivo todavía, que está ahí y que busca los espectáculos. Cada año surgen espectáculos que se convierten en un éxito y que perduran en el tiempo. Pero tambien creo que hay un público muy mayoritario que no está asistiendo al teatro.

Nosotros lo vemos por ejemplo a través de los monólogos, con los que hemos conseguido una enorme cantidad de público. Hay disciplinas que no estamos atendiendo, que este año las vamos en poner en marcha y que creo que van a ser un boom, como por ejemplo los youtubers. Creo que tienen un sitio en el escenario, como las disciplinas de danza de la calle, la danza más directa. Hay demandas importantes que no estamos atendiendo; seguimos repitiendo como cacatúas espectáculos que vienen y pasan por cartel una y otra vez y es evidente que no aportan nada al público porque el público les da la espalda. Es el momento de proponer novedades, ya que la demanda existe y que el interés por el directo existe y es mayor que nunca. Nunca se han hecho concentraciones tan masivas como las que estamos viviendo en los últimos cinco años para encontrarse con alguien con el que quieren compartir y estar dos o tres horas.

El Teatro Cofidis Alcázar de Madrid, gestionado por Smedia

TaT –. Y en cuanto a la estructura de la empresa, ¿se plantea la gestión de más teatros? ¿Una expansión fuera de Madrid? 

E.S.- Claro que tenemos la idea de crecer y salir de Madrid. Pero para eso se necesita un pacto con la estrucutura pública. Y para poder tener un pacto con la estructura pública lo primero que necesitamos es un Estado; un Estado que organice con criterio único un proyecto cultural pactado entre todas las autonomías… No existe para Educación, no existe para Investigación…

Y si no existe es porque nuestros políticos, si algo desprecian, es la cultura, es la educación y es la investigación. Las desprecian porque no las controlan. Hasta que no exista ese pacto, hasta que no se vea esa necesidad como algo que engrandece a la nación, como algo que engrandece a sus ciudadanos y algo que nos permite ser mejores y colaborar y participar entre nosotros, hasta que eso no ocurra, no tiene sentido plantearse un crecimiento que luego no tiene encuentro ideológico, encuentro de proyecto cultural, en el que cada autonomía te pone unos impedimentos que te imposibilitan construir una red…

España no es el país más facil para un emprendedor. Nosotros, Carlos Larrañaga y yo, no pudimos desarrollar los Teatros Luna en Madrid, después de tres años de haber invertido un dineral, porque el Ayuntamiento de Madrid solamente puso cortapisas. En un país que no permite el crecimiento de sus industrias, por ineptitud, por celos y por envidias… o mejoramos el país o los empresarios poco podemos hacer.

TaT –. ¿Ahí está el problema más grande de la industria teatral española?

E.S.- El problema de nuestra industria es la incompetencia de lo público. Yo creo que ése es el mayor problema que tenemos. Y cuando hablo de esto, me refiero a la incultura, por ejemplo, del Ministro de Cultura que nos han puesto, que tendrá muchos títulos y muchísimo conocimiento acumulado, pero de Cultura no tiene nada porque no se pueden hacer declaraciones como las últimas que ha hecho.

Ése tipo de personajes son los que destruyen y generan los carcinomas en la cultura; son los que hacen que la estructura se esté destruyendo, porque solo ven la cultura como algo que tienen que controlar, que no puede ser libre y que tiene que estar al servicio de la política. Por eso, la única cultura sostenible que queda es la privada. Porque es la única que no derrocha y que no destruye su entorno.

TaT.- Volveremos más adelante a la situación actual del sector y del teatro, pero me gustaría ahora seguir conociendo más sobre la trayectoria de Smedia. ¿Cuándo, cómo y por qué nació?

E.S.- Pues Smedia nace, como cualquier proyecto, por una ilusión. Porque ves una oportunidad y quieres crecer con ella. Luego los hados, las amistades, las coincidencias, la suerte (la suerte es imprescindible, recalca) y el arduo trabajo hacen que los trabajadores confíen en ti, que el equipo se convierta en una familia, que la suerte nos acompañe y que las cosas funcionen. Así estamos donde estamos. No hay nada mágico. Como te he dicho antes, construir una empresa es una ardua labor de entrega y de confianza en el equipo.

 

TaT-. ¿De qué año estamos hablando?

E.S.- Estamos hablando de diciembre de 1995. Smedia nace después de haber estado gestionando, de poner en marcha, el Teatro Madrid, del año 1992 al año 1995. Y después de haber creado para Luis Ramírez, Pigmalión, con la que hicimos "El hombre de la Mancha", "Sweeney Todd" y la puesta en marcha del Teatro Lara, con Jango Edwards, la recuperación de "El amor brujo", etc… Al ver que todo aquel proyecto lo había construido para terceros, decidí construir un proyecto para mí mismo. Y lo importante fue todo el mundo que confió en ese momento en aquel proyecto, y que algunas personas de aquel momento, personas muy importantes en mi vida, continúan en la misma carrera.

TaT-. ¿Qué es lo que más recuerda de aquellos años?

E.S.- Precisamente eso: la confianza de aquella gente, no tanta, un equipo de inversores que confiaron en mí y que me dieron la oportunidad, porque pusieron el dinero, de poder salir adelante.

La carrera de Enrique Salaberría

TaT.- ¿Queda mucho del Enrique Salaberría de aquel momento en el Enrique Salaberría de hoy?

E.S-. Vamos a ver… los problemas que observo hoy en día no son muy diferentes de los que observaba en el año 95-96. Arrastramos las mismas deficiencias, por unas estructuras políticas que tenemos y que desconfían entre ellas y a las que el país les importa un carajo. Eso crea un déficit brutal en lo que es educación, en lo que es investigación y en lo que es cultura, que entiendo que son los tres pilares primordiales y principales de cualquier nación para su desarrollo y para un futuro de convivencia. La cultura como armonizadora de lo entornos y los contornos, ¿no? Es la que pule perfiles.

Yo sigo con la misma ilusión que entonces. Creo que la libertad es la que te hace mejor y te hace mejor persona y desde la cultura ofrecemos libertad. Yo voy a seguir peleándome siempre por la opinión, por la libertad y por convencer siempre que pueda a nuestros politicos y a nuestros gestores de que solamente incidiendo en un proyecto común de investigación, cultura y educación vamos a ser un mejor país y mejores personas. Y sobre todo recordarle al señor ministro Montoro que puede seguir haciendo todo el daño que quiera, pero que con la libertad no va a acabar nunca.

TaT.- ¿Cuál fue su primer experiencia como productor?

E.S.- Mi primera experiencia (hace memoria)…fue en el año 88, si no recuerdo mal… No, no, en el año 1984. Fue con Juan Pastor, Paco Gea, José Pedro Carrión… En la escuela, en la escuela teatral. Y allí, produciéndonos nuestro primer espectáculo, que fue "Our Town" de Thornton Wilder y luego la llevamos a… Bueno, nuestra primera producción fue "La casamentera" y la primera producción profesional, con la que salimos a actuar fue "Our Town" o "Nuestro pueblo". Y antes de "La casamentera" tuvimos una experiencia, que vivimos desde muy cerca, que lo hicimos con Ferruccio Soleri y del Piccolo Milano Teatro, que hicimos un "Arlequino servidor de dos amos".

TaT.- Llegó al mundo del teatro desde…

E.S.- Yo venía del mundo industrial. Tenía mi empresa eléctrica y trabajaba con mis hermanos en nuestra empresa. Lo que pasa es que me empezó a gustar el teatro y de ahí pasé al teatro.

TaT.- ¿Y por qué productor, y no actor o director…?

E.S.- Si yo me volví productor es porque cuando yo empecé con esto, éramos todos actores, nadie hacia el trabajo y como yo venía de gestionar la empresa, de organizar proyectos… pues terminé haciéndolo porque era el único que sabía hacerlo. O sea, que si yo no soy actor es por pragmatismo.

TaT.- En todos estos años, seguro que ha vivido éxitos y fracasos, alegrías y decepciones. ¿De los primeros, cuáles recuerda más?

E.S.- Éxitos recuerdo la gestión del Teatro Madrid, "El hombre de la Mancha", "Estamos en el aire", "La tienda de la esquina"… Los propios proyectos de gestión teatral y de cambio que le dimos desde un inicio a los espacios teatrales y los modelos de programación… Hemos hecho cine, hemos hecho series de televisión. Tenemos muchas cosas como "El destierro de El Cid", "Canales de Castilla", acabamos de hacer la serie de Santa Teresa de Jesús… Tenemos muchas cosas, somos una empresa grande y con mucha ilusión y que además vamos a seguir trabajando desde el silencio. El trabajo hay que hacerlo y punto.

TaT-. ¿Y en cuanto a los fracasos?

E.S.- Fracasos hay grandísimos, y gracias a los fracasos uno aprende que la vida es de otra manera.

Enrique Salaberría, en sus oficinas de Madrid

El oficio de la producción

TaT.- En Smedia se encargan de la gestión de teatros, de la producción de espectáculos, de su distribución… ¿Cuál es la rama que a usted le gusta más?

E.S.- Todas, pero es que todas son la misma rama, la de la producción teatral. Nuestro trabajo es Renacimiento puro, ¿eh? Nosotros somos renacentistas. Este modelo tan de ahora, en el que uno sabe sobre tuercas, está muy bien, no tengo nada contra eso, pero yo es un modelo que nunca lo he entendido. La virtud del ser humano está en el conocimiento y la aplicación en el círculo de ese conocimiento.

Cualquier expresión que se manifiesta para ofrecer algo a cualquier ciudadano necesita de un círculo de conocimiento. Desde el propio ciudadano y hasta lo que tú estás haceindo, cómo lo estás haciendo, cómo se lo vas a contar… Cualquier cosa que tenga que ver con el proceso. Por eso, el proceso tienes que conocerlo de arriba abajo, y si no eres renacentista olvídate, porque del proceso siempre se te van a escapar muchas cosas.

TaT-. ¿Cuál es el primer paso que se da en Smedia para empezar a producir un espectáculo?

E.S.- La lectura del texto, siempre. Siempre.

TaT.- ¿Y después?

E.S.- Después se busca el reparto. Ahora mismo íbamos a estrenar un espectáculo y hemos tenido que pararlo porque no hemos encontrado el reparto. Y si no hay reparto es mejor no seguir, porque para perder dinero siempre estamos a tiempo.

TaT.- Más pasos…

E.S.- Una vez que se tiene el reparto, se fija la fecha de estreno y toca ponerse a producir. Realmente, como el reparto es lo que más tarda en hacerse y muchas veces es de última hora, coinciden las fechas de todo y todos los planteamientos van muy encadenados.

TaT.- ¿Lo más complicado en este proceso, entonces, es conseguir el reparto?

E.S.- Sin duda. Porque además estamos viviendo una época muy torticera de la administración pública con lo que es el modelo de contratación. Hay una sobreexplotación y un fraude a la sociedad, y al sector y a la industria, de los recursos económicos cuantiosos que se están dilapidando de una manera brutal. No se pueden hacer proyectos de producción para cuatro semanas… No hay manera. Porque además son los mismos 200-300 actores que están circulando todo el día por la estructura pública, que están casi secuestrados y pasan de un teatro público a otro sin aportar nada. Esos espectáculos mueren y no se recuerdan, y no hacen giras… No he visto mayor desastre en mi vida.

TaT.- ¿Qué control tiene usted sobre ese proceso?

E.S.- Yo participo en las decisiones, pero el trabajo está dividido por equipos. Trabajamos con la productora, coproducimos, compartimos la conversación… pero una vez que las bases están puestas, la persona que se encarga de la producción tiene absoluta libertad para la creación del espectáculo, con el director y con el equipo elegido.

TaT-. ¿El oficio de productor se aprende o hay que tener una predisposición natural?

E.S.- No, no, se aprende. Lo que hay tener es la misma capacidad de esfuerzo, dedicación y entrega que hace falta en cualquier otro oficio.

TaT.- Algunos otros productores con los que he hablado me han dicho que el productor tiene que tener una línea artística determinada. ¿A usted qué le parece esa idea?

E.S.- Yo pienso que estamos confundiendo la dirección artística con el productor teatral. El productor teatral lo que tiene que hacer es saber leer textos. Hay que saberlos leer e interpretarlos, y saber cobijar las emociones que percibes en ese texto en los estómagos de tus audiencias y de tus espectadores. Saber leer es fundamental.

TaT-. Antes de pasar a hablar del momento actual del teatro, me gustaría preguntarle algo más sobre los procesos internos de Smedia. ¿Qué elementos y factores intervienen en la elaboración de una cartelera tan grande como la que el grupo pone en la calle?

E.S.- Cada teatro es un pulso, es un corazón. Por lo tanto, cada teatro demanda un tipo de fluido. Por eso la idea de dirección artística para cada teatro sí es una cosa que tiene sentido. Es una realidad que se persigue; otra cosa es que se consiga. Porque la oferta cultural que hay es la que hay, y la que tú puedes aportar no es el cien por cien. Por lo tanto estás sometido a la realidad del mercado. El equilibrio entre diversos factores es lo que marca lo que pasa por cada teatro.

Tienes la programación familiar, la programación principal que tiene una línea marcada y luego la gamberra de la noche, que tiene otra línea por mucho que quieras. Luego también hay que tener en cuenta la superficie del escenario, que en Madrid todos son pequeños; eso también te marca mucho las líneas, porque un mayor escenario te permite una programación mucho más compleja que si tienes un escenario pequeño, que te limita toda la programación.

Otro de los teatros gestionados por Smedia en la capital: Teatro Compac Gran Vía

TaT.- Sin dejar el asunto de la programación: ¿Qué diría a aquellos que critican ese tipo de programación, tan grande y renovada tan frecuentemente, porque creen que da una idea equivocada sobre lo que es una obra de teatro? 

E.S.- Nada, que la envidia es deporte nacional.

El momento actual del teatro

TaT.- Hace un momento, hablábamos de éxitos y de fracasos. ¿La crisis ha provocado más fracasos que éxitos? ¿O ha sido al revés? Smedia no parece haber dejado de crecer a pesar de las circunstancias económicas…

E.S.- La crisis ha limitado la capacidad de acceso del espectador al teatro. Por lo tanto, para mantener el acceso del espectador se ha tenido que ajustar muchísimo el precio y eso ha llevado a que espectáculos que en otros momentos habrían funcionado correctamente, nos hemos encontrado con que no funcionaban, porque los resultados económicos no eran los correctos.

También nos hemos encontrado con que el público se ha vuelto más exigente, percibe rápidamente qué es lo que quiere y qué es lo que no quiere… Elige más. Entonces, espectáculos con los que antes el público estaba dispuesto a arriesgar y apostar por ellos, pues en estos momentos no lo hace. Esos espectáculos pierden público.

TaT-. ¿Cuál es la situación económica actual del sector teatral?

E.S.- El estado actual de las finanzas del teatro es que sólo el Ministerio de Hacienda de este país gana dinero.

TaT.- Y eso nos lleva al IVA. Explique gráficamente cómo ha afectado a su empresa el 21%.

E.S.- Es muy sencillo: afecta a la cuenta de resultados. Como no hemos podido aumentar el precio del ticket, sino todo lo contrario, ya que hemos tenido que ajustarlo, pues tenemos ahí alrededor de un 13% menos de negocio. Si le sumas las rebajas que ya has tenido que hacer previamente… estaríamos hablando de un 20% menos de negocio que antes de la subida del IVA.

TaT-. Ahora se habla de una situación macroeconómica favorable, hay elecciones a la vuelta de la esquina… ¿Espera alguna buena noticia en este sentido?

E.S.- A mí me parece que todo esto tiene un fin, y es destruir el sector cultural. No es casual que se haya hecho y tampoco lo es que se mantenga. En ese sentido, cuando alguien quiere destruir las cosas, no creo razonable pensar que tenga otro objetivo más que ese.

TaT.- Sin dejar el IVA pero yendo un poco más allá. ¿Cree que la batalla contra el 21% ha dejado en un segundo…?

E.S.- Perdona. Yo creo que nunca el sector se ha enfrentado al 21%. El sector no nos hemos enfrentado al 21%.

TaT. ¿Qué ha echado en falta?

E.S.– Sector.

TaT.- ¿No existe?

E.S.- No ha renunciado a las subvenciones y no ha renunciado a paralizar la relación con la estructura pública.

TaT-. ¿Eso hubiese sido necesario para conseguir la bajada del impuesto?

E.S.- Yo creo que unas asociaciones que hubiesen hecho las cosas digamos con entereza, otro gallo nos hubiera cantado.

TaT.- ¿A qué se refiere con entereza?

E.S.- Me refiero a entereza, a dar la batalla sabiendo que uno está luchando por el sector, no por su empresa. La defensa de los intereses del sector, no los intereses propios.

TaT.- A lo largo de esta entrevista ya ha dejado caer algunas ideas sobre esto, pero me gustaría incidir de nuevo en ello: ¿Qué papel le parece que deberían jugar los poderes públicos en el sector del teatro?

E.S.- Yo creo que los poderes públicos no tienen que jugar ningún papel. Primero, porque no son nadie. Lo primero que tienen que hacer es ser cultos, y participar de la cultura, vivirla y sentirla. Y saber lo que es la cultura, igual que la educación. Respetarla y llegar a acuerdos generales: cada uno no puede hacer lo que le da la gana. Lo mismo con la investigación… Primero, respetar la cultura, la educación y la investigación. Y hacer con ellas un país con un criterio común en ellas.

TaT.- En una entrevista anterior, el también productor Enrique Cornejo me decía que la intromisión de los poderes públicos hasta ahora había sido dañina y que deberían limitarse a establecer beneficios fiscales… ¿Está usted de acuerdo?

E.S.- Yo no pienso en eso. Yo creo que las estructuras públicas no tienen que estar presentes. Creo que ya han puesto mucho ladrillo y ya se habrán llevado suficientes comisiones de todos los espacios que han hecho. Magníficos y multimilonarios espacios que no han consultado con nadie ni si eran necesarios ni si lo que estaban construyendo era un teatro o un aeropuerto. No sabían lo que construían, eso sí: grande, grande, grande, grande, muy grande, muy grande, muy grnde, pero luego con patios de butacas que no hacen referencia al escenario que se ha construido, o patios de butacas que no tienen escenario, o auditorios que se han construodo sin ninguna necesidad en sitios sin población.

O sea, se ha gastado un dineral brutal sin haber consultado nada y sin haber tenido en cuenta al sector. Yo creo que la presencia de lo público ya ha hecho bastante daño como para que continúen estado presentes en un modelo en el que están presentes para destruirlo. Si analizamos el sector a lo largo de los últimos treinta años, la presencia de lo público ha sido destructiva. Conforme han ido cambiando unos y otros, el proceso ha sido destructivo.

Teatro Infanta Isabel, en Madrid, también gestionado por Smedia

TaT-. Entiendo, entonces, que no le ve una solución sencilla a la guerra entre teatros privados-tetros públicos… 

E.S.- Es que el problema no es teatros privados y teatros públicos. No es una batalla de teatros públicos y teatros privados. El problema es el sector, es una batalla de sector industrial. Porque ¿qué es un teatro público? ¿Qué hacen diferente los teatros públicos? ¿Usan preservativos cuando hacen teatro?

TaT.- Cerramos si le parece el capítulo económico y hablamos un poco del momento artístico. ¿Le gusta el teatro que se hace actualmente?

E.S.- Bueno, es el teatro que se hace hoy en día. Claro que me gusta, ¿Cómo no me va a gustar? ¿Qué se puede hacer otro teatro? Bueno, que vengan las cabezas que lo dicen y lo hagan. Aquí estamos, para escucharlos y verlos.

TaT-. Se dice que este momento crítico coincide con un momento brillante en lo que a creatividad se refiere…

E.S.- Los momentos críticos siempre coinciden con momentos de creatividad. Pero, con la intromisión política que hay, ¿Me puede alguien explicar de qué creatividad me hablan?

TaT.- ¿No le parece, entonces, que convivimos con una generación notable de dramaturgos, directores…?

E.S.- Yo creo que el teatro en España siempre ha tenido un gran momento. Si miramos la historia del teatro, sobre todo desde el ámbito privado, ha tenido mejores momentos que el que estamos viviendo ahora sin duda alguna. A nivel de producción y a nivel de todo, a nivel creativo también. Hasta en la posguerra se ha tenido un teatro en España brutalmente más de autoría, de producción, de presencia de actores…

Vamos a ser un poco serios. De acuerdo, tenemos un gran momento teatral, pero es que siempre en España ha habido siempre un gran momento teatral. Y el teatro de los griegos era magnífico y el de los romanos también… No es una cuestión de momento, porque los momentos están en relación con los períodos artísticos.

TaT.- La innovación, el riesgo y el atrevimiento que caracteriza a estos jóvenes creadores se concentraría, o partiría, del fenómeno alternativo o del teatro off. ¿Cómo lo contempla usted?

E.S.- Es un fenómeno necesario y un fenómeno que aporta al I+D del teatro. Aporta para mejorar siempre el teatro de demanda, ¿no? Yo creo que hay un teatro de oferta y un teatro de demanda. El teatro alternativo es un teatro de oferta, porque oferta al público cosas novedosas; y el teatro de demanda, cuando ve que en esa oferta ha habido algo interesante, como la investigación que es el I+D, lo toma y lo incorpora a sus productos.

Así vamos mejorando todos. Yo les doy las gracias por ese gran esfuerzo, porque sin él, el teatro ya habría muerto hace muchos años. Pero en realidad estamos hablando de un proceso natural que ha funcionado bien y que sigue funcionando muy bien. Lo que pasa es que todo el mundo que hace eso cree que está haciendo algo nuevo o muy novedoso, pero eso siempre ha sido igual.

De cara al futuro

TaT-. ¿Piensa alguna vez en cómo será el teatro dentro de veinte años? ¿O en cómo le gustaría a usted que fuese?

E.S.- El teatro dentro de veinte años se hará como ahora. El teatro es palabra, es actor y es escenario. Hay gente que cree que van a ser videogramas y cosas raras… pues nada, enhorabuena.

TaT-. En lo que seguro que piensa es en el sector. ¿Qué transformaciones le gustaría que hubiese experimentado dentro de cinco o diez años?

E.S.- Si queremos que exista el sector, lo público va a tener que retroceder. Porque si lo público se mantiene donde está, el sector hoy en día no existe ya. El sector industrial está moribundo, puesto que todos los recursos van hacia el sector público. Y si alguien cree lo contrario está muy confundido: el sector son las subvenciones y lo que aporta el sector público en contrataciones. Y quedan cuatro empresas privadas que gestionamos lo que gestionamos y que seguirán quedando pero cada vez con más dificultades.

TaT-. ¿Ése es el gran paso pendiente?

E.S.- Ése es el gran desafío de los próximos años: parar a un mal llamado sector público, porque no son sector sino, cada cuatro años, un cachondeo, un auténtico cachondeo de amistades. Eso dificulta absolutamente todo y el gran cambio que requiere el sector. Está paralizado desde hace diez años, pero lo tienen paralizado y crean modelos, como es Platea, para que ese cambio no se dé. Que es el acceso de la empresa privada a la gestión de espacios públicos.

TaT.- Vuelvo a lo concreto. La temporada está a la vuelta de la esquina… ¿Qué sorpresas hay preparadas?

E.S.- Vamos a presentar la programación en septiembre, y te pido que me dejes hacerlo, que vengas y lo veamos todos juntos. Pero va a haber una gran novedad. Y es que queremos que nuestro público, que el público, siga disfrutando como cada año porque les ofrecemos sonrisas, bienestar y belleza en la convivencia. Ése es el principio de mi trabajo, de nuestro trabajo y de nuestro día a día en Smedia.

TaT.- Y más allá de este corto plazo, puesta la mirada en 2016…

E.S.- Yo espero un gran cambio para 2016. Un cambio que tiene que beneficiar al sector industrial. Sin una ley de mecenazgo, sin una ley de recursos, sin una ley que haga que el sector, y hablo del sector, crezca, no vamos a ninguna parte. Ése cambio es necesario y vamos a tener que pelarnos por él.

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