Actor. Madrileño. Hablar de su tradición familiar o de sus éxitos en teatro y televisión es caer en un tópico. Hoy hablamos con Luis Merlo.
Una entrevista de Juanjo García.
Teatro a Teatro: Estrenaste «Salomé» con Mario Gas en 1985. Desde entonces sólo has tenido un año (1993) en el que no has tenido ni televisión ni teatro. Solamente un año de pausa en 33 años. ¿Eres un privilegiado?
Luis Merlo: Sí, soy un privilegiado. Porque he podido dedicarme a lo que me ha gustado desde niño y he podido desarrollarme en ello. Yo pienso que este trabajo que hacemos, en un principio lo elegimos y, sin darnos cuenta, ni cuando, ni como, es el trabajo el que nos elige a nosotros.
Es estar «como sometido», por el placer que nos produce, a un amo que a veces puede ser un tirano, y otras veces muy amoroso y muy amable. Yo cumplo sus dictado,. Porque la pasión de seguir siendo actor, es una pasión que me eligió a mí hace años.
Teatro a Teatro: Y en esos 33 años has representado aproximadamente, si no me equivoco, unas 23 obras de teatro. Intuyo que tienes un enorme amor por el teatro heredado de tus padres y de tu abuelo, Ismael Merlo, ¿Verdad?
Luis Merlo: Yo celebré mi primera comunión en el mismo escenario donde estrené con 27 años Calígula. Fue, digamos, el reconocimiento de mis compañeros de profesión. De que yo sí estaba capacitado para ser actor. El reconocimiento definitivo después de 10 años que llevaba siendo actor. Mi lugar de juegos, de pequeño, fue un escenario. Y la energía del escenario, y del público, en directo, es una energía irremplazable.
Es cierto que con los años he comprendido que una serie de televisión, que es lo que más he hecho (porque yo he hecho poco cine), es algo que queda para siempre y que conquista generaciones que no habían nacido cuando hiciste ese trabajo. He aprendido a valorar la importancia que tiene, con los años. Pero la energía que produce el directo es irremplazable. Insisto en que hay un momento en que me ha elegido a mí esa energía.
Teatro a Teatro: Hablemos un poco de esas “relaciones familiares” con artistas. Tus padres, Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo, dos referentes en temas de interpretación en España. Tu hermana Amparo (Larrañaga), una gran actriz. Tu hermano Pedro, un importante productor… Desde fuera se os ve muy unidos. ¿Cómo han sido tus relaciones con los miembros de tu familia?
Luis Merlo: Bueno… Primero, en mi adolescencia, mi madre se fue a trabajar a México y yo me fui a vivir con mi abuelo, Ismael Merlo. Con mi abuela, María Fernanda Ladrón de Guevara, tuve muy poca relación porque murió siendo yo pequeño. Con mi tía Amparo Rivelles tuve una relación maravillosa. Y con mis hermanos y mis padres (mi padre ya ha fallecido), tengo una relación maravillosa. ¿Qué sucede? Somos una familia muy unida que se dedica a lo mismo.
Entonces, al compartir con mi hermano, el productor teatral, los proyectos de teatro que hago, pues sí… se genera una relación especial de absoluto apoyo. Pero si es cierto que ese apoyo nace de una familia muy unida. Si no, sería imposible, creo. Que trabajáramos juntos. Porque si esa unión previa no existiera sería difícil compartir tantas horas y tantos años de labor profesional juntos.
Teatro a Teatro: Aunque ya sé que es simplificarlo demasiado… ¿Podríamos decir que de tu padre heredaste tu pasión por la televisión y de tu madre la pasión por el teatro?
Luis Merlo: No, de ninguna manera. No, no. Mi padre hizo mucho cine. Tuvo muchos éxitos en televisión (Los gozos y las sombras, Farmacia de guardia…), pero era un apasionado del teatro. Hicieron muchos Estudios 1 juntos. Pero si te fijas en la wikipedia de mi padre, verás que salía a titulo por año en teatro. A mí me han criado en el teatro.
Las televisiones privadas nacieron cuando yo era ya un adolescente, casi adulto, tenía 19-20 años. Con lo cual me críe en los platós de Prado del Rey viendo hacer Estudios 1 y en los escenarios. Eso es lo que había. Y es donde yo me relacione con gente con la que luego tuve el privilegio de trabajar.
Como niño miraba hacia ese mundo, como un mundo de libertad, lleno de la posibilidad de expresarse, de opinar… de tener una ética y una estética diferente a la que reinaba en España cuando yo era un niño.
Teatro a Teatro: Actualmente estás representando “El test”. ¿Una obra que, aunque sin sexo, podría calificarse como “Una proposición indecente”?
Luis Merlo: Sí. Creo que en el fondo, llevado permanentemente del humor. Porque yo amo hacer comedia. Me parece un género dificilísimo. Meryl Streep comenzó a hacer comedia ya de mayor. Una vez le preguntaron: ¿Por qué no hace usted comedia hace años? La respuesta fue… “la comedia es el género más difícil y jamás te dan un premio por ella ni te reconocen la valía que tiene”.
Es el género más difícil de hacer bien. No me equiparo en absoluto a Meryl Streep. Pero si pienso que los actores de comedia tenemos como menos reconocimiento. Más si encima la hacemos en el sector privado. Hay un único reconocimiento en el que he triunfado, que a mí me importa en este trabajo, y es el del público. Entonces, me he proyectado hacia allí. Agradezco el reconocimiento de los críticos (que lo ha habido), el reconocimiento de mis compañeros (que lo ha habido), pero fundamentalmente me importa el del público. Y ese sigue existiendo.
“El test” es una obra que trata una reflexión, desde las risas, sobre la amistad, sobre la capacidad que tienen las personas de esperar o no. De ahí que el test sea ¿Qué prefieres, 100.000 € ahora o un millón en 10 años? Y esté siendo un viaje maravilloso. Lo han visto más de 260.000 espectadores. Estamos en Madrid en la tercera temporada y es una satisfacción inmensa estar junto a Antonio Molero, a Maru Valdivieso y a Marina San José, dirigidos por Alberto Castrillo. Una primera función de un autor muy joven, Antonio Vallejo, a quien le auguro un futuro increíble.
Teatro a Teatro: El test, en definitiva, es una comedia de enredos. Un género en el que te sientes muy cómodo y que como comentábamos antes, es muy difícil. ¿Por qué buscar esa dificultad?
Luis Merlo: Bueno, es lo que te decía antes. Pero quiero añadir que la risa del público es un beso en la cara. Y ese beso en la cara es muy agradable. Porque todos queremos ser engañados de alguna forma. Cuando somos espectadores. Queremos salir de un cine, de un teatro, de una ópera, o de un libro, diferentes a como entramos. Y alejarnos de estas mentes del siglo XXI en pleno movimiento, que se paran poco.
Yo creo firmemente que la comedia. Está llena de apuntes. Y muchas veces digo que Woody Allen es el filósofo de la risa, de la carcajada. Yo he hecho una función de Woody Allen. Y, francamente, creo que es un regalo su definición del ser humano. Y que esa definición del ser humano cuando traspasa el escenario y llega al patio de butacas se convierte en una carcajada. A veces en una risa nerviosa. La risa es casi siempre complaciente. Este género necesita una energía muy concreta que sé sentir pero no sabría explicar.
Teatro a Teatro: Y al final, El test, se traduce en tener que tomar decisiones… ¿Qué tal eres tú en esto de tomar decisiones en tu vida privada?
Luis Merlo: Yo ya he llegado a la madurez. Durante mucho tiempo, de joven, sabes muy bien lo que no quieres. Y vas probando lo que quieres. Algunas cosas las abrazas y otras las rechazas. Pero yo ahora sé lo que quiero. No he sido muy dubitativo. Siempre he visto todas las opciones. Me ha parecido vital.
Y en lo profesional siempre me ha parecido dificilísimo optar por unas y descartar otras. Ahora no. Afortunadamente tengo la suerte de tener la carrera que soñaba con tener. Ahora las decisiones que tomo son decisiones firmes. Quizá porque a los 52 años, las opciones no sean tan amplias como cuando se tienen 20.
Teatro a Teatro: ¿Nos puedes avanzar nuevos proyectos para compatibilizar con El test, o que vayan a llegar después?
Luis Merlo: Pues sí… vuelvo a rodar “La que se avecina”. Me incorpore hace tres temporadas. En enero volveré a alternar las grabaciones con el teatro. Y por supuesto ya estamos leyendo texto para cuando “El test” forme parte del pasado. Siempre hacia la comedia con contenido. La comedia con pensamiento y reflexión detrás.
Es muy distinto ser gracioso a tener sentido del humor. Yo pienso que el autor que tiene sentido del humor, sabe exponer ideas a través de ese sentido del humor. Reírse de sí mismo, reírse con los personajes… a mí eso me parece un hallazgo. Y prometo que soy muy selectivo en la elección de textos. Sí que creo que hay mucha diferencia entre hacer gracias y compartir el sentido del humor. Una gracia la puede hacer un niño, que te hace una carantoña. O un animal, que yo los adoro.
Sin embargo, transmitir una idea que posea inteligencia y humor es algo que está en manos de un autor. Y esos autores hay que buscarlos donde sea. Porque creo que son los que le dan una vida increíble al escenario.
Teatro a Teatro: Pues Luis, estaremos esperando esos nuevos proyectos y ya sabes que esta es tu casa para poder contarlos.
Luis Merlo: Muchas Gracias.
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