El sábado pasado 16 de abril se estrenó en el Teatro Galileo (Calle Galileo, 39) una comedia en la que se cuestionan las mentiras que decimos a los demás y, lo que es peor, las que nos decimos a nosotros mismos. "La verdad de los domingos" aborda las relaciones humanas de una manera mordaz y afilada. ¿Por qué pasamos la semana deseando que sea domingo si luego es el peor día de la semana? Los domingos esconden un secreto que no es fácil de digerir, una verdad que escuece demasiado.
Hablamos con su directora, Sará Pérez y con el autor y protagonista, Juan Bey. Y ambos, decidieron preguntarse cómo han llegado hasta aquí:
Sara Pérez: ¿Cuál fue tu motivación para escribir este texto?
Juan Bey: Aunque en principio había sido un encargo, era una idea que a mí me rondaba desde hace tiempo y era escribir sobre las mentiras. Es un tema que me apasiona, es muy universal, todos los humanos mentimos y el analizar por qué mentimos y lo que conseguimos al mentir me parecía fascinante.
Pensé que si me podía interesar a mi le podría interesar a más gente. El punto de partida era hacer una especie de análisis de las mentiras y de ahí surgió una idea mucho más pequeña para Microteatro, pero en el momento en que decidí hacer la versión larga tuve muchas más posibilidades de ahondar en ello.
Y a ti, Sara Pérez, ¿qué fue lo que te motivó a dirigir esta función?
Sara Pérez: Mi motivación principal fue el ver cómo una temática tan incómoda para el público, para los seres humanos, no sólo provocaba reflexión sino que provocaba risas. Podríamos reírnos de algo que está tan arraigado a la naturaleza humana como es mentir. Y no sólo mentir sino engañarnos sobre ciertas situaciones, ciertas convenciones sociales.
También me motivó ver cómo éramos capaces de afrontar un tema que es tabú, de una manera abierta, es decir, con un actor que nos está diciendo que somos unos mentirosos. Cómo podemos reírnos en un entorno público y social y a la vez hacer una reflexión. Eso es lo que más me atrajo de la función.
Yo quiero saber qué reto supone interpretar un texto tuyo y qué dirige otra persona.
Juan Bey: Es una sensación un poco como de desdoblamiento. Es como si una persona que se llama como tú y que piensa bastante parecido a ti hubiera escrito un texto que a ti te parece interesante. Pero luego a la hora de interpretar te tienes que olvidar de que tú tecleaste esas palabras, tiempo atrás.
Es un texto que te llega, y como intérprete tienes que sacar cosas nuevas guiado por la persona que te dirige y eso es lo fascinante. Porque incluso como autor después al leerlo descubro cosas que ni se me habían pasado por la cabeza, y a la hora de ponerles cuerpo descubres que había mucha más "chicha" de la que tú hubieras podido imaginar. Más que un reto es algo que no pensaba que pudiera llegar a ocurrir.
Sara Pérez: ¿Cómo es enfrentarse a una hora solo ante el público, a nivel de técnica actoral y de concentración?
Juan Bey: El hecho de estar solo tanto tiempo en el escenario es esa sensación de montaña rusa, porque no deja de ser algo que todo actor quiere, el ego elevado a la enésima potencia: tú solo frente al respetable.
Pero a la vez supone una responsabilidad enorme: tienes que demostrar todas tus herramientas como actor, y esto implica tenerlas afinadas como el mejor instrumento. Por lo tanto es un reto que te plantea estar 100% concentrado, alerta, y sobre todo escuchar mucho.
Yo siempre digo que no es un monólogo sino un diálogo con el público, y esto me ayuda a no enfrentarme como si estuviese yo solo en el escenario. Realmente estoy rodeado de los espectadores, y esto me ayuda a no sentir que está el actor, el abismo y luego el público. El tenerlos integrados, el que ellos tengan también sus frases que decir me ayuda a enfrentarme a este reto maravilloso, pero que asusta.
Yo quiero saber, Sara, cuál es tu momento favorito de la función.
Sara Pérez: Es complicado decir cuál es el momento que me gusta más. Pero es muy interesante ver cuando Juan pasa por cualquier momento de la obra o pasaje, y ves al público asentir con la cabeza diciendo "Sí, sí, eso es así". Es algo que esta función permite, tanto ver al espectador como tener esa reacción. Es algo peculiar y poco común, y es de las cosas más interesantes de "La verdad de los domingos".
Juan, ¿tú qué le dirías al público para convencerles de que no se pueden perder "La verdad de los domingos"?
Juan Bey: Les diría que cuando sales de ver "La verdad de los domingos" eres una persona diferente a la que ha entrado. No es algo pretencioso, yo siempre digo que cambiar el mundo es más sencillo de lo que pensamos. El problema es que cuando hablamos de cambiar el mundo pensamos en fundar una gran ONG, y yo tengo claro que cambiar el mundo es hacer que una persona sonría. Porque esa persona ya es diferente.
En este espectáculo se consigue que la gente sonría, se ría y reflexione, y eso es cambiar el mundo. Por eso, si piensas que hay que cambiar el mundo, ¿Por qué no vas este sábado a poner tu grano de arena y lo cambias conmigo?
Además la función es muy divertida y es un texto actual. Ver qué cosas son las que nos afectan en esta era y en este momento de la historia.
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