En Marzo de este año, después de un largo proceso de selección de temas, Dani, Jordi, Agus y yo nos metíamos en los estudios Feelback para grabar nuestro disco. En los ensayos que habíamos realizado dimos forma a una especie de boceto de lo que debía ser el disco. Sin embargo éramos conscientes de que el resultado final sería la resultante de nuestra inspiración más la propia voluntad de la obra en sí, que acaba comportándose como un ser viviente que es caprichoso y que exige atención en cada momento, robándote todo el tiempo durante el proceso de grabación.
Durante los tres meses en el estudio pasé por todos los estados de ánimo posibles. De la euforia inicial ante la expectativa a la angustia al ver que algunos detalles se me escapaban y que la única forma de controlarlos era volviendo a empezar desde cero, pensando en los temas que conformaban el disco como si nunca hubiesen sido tocados y entonces cuando parecía que el rumbo se enderezaba conseguía sentir una reconfortante sensación de bienestar.
Este proceso habría sido imposible sin la constante ayuda y los consejos de César de Cisneros. En su experiencia hallé las claves para encontrar lo que en mi cabeza había tomado forma mucho tiempo antes de entrar en el estudio.
También el intercambio de pareceres entre Jordi, Agus, Dani y yo mismo contribuyó de forma decisiva en el resultado final, cada uno con su particular manera de sentir la música. Los debates sobre determinados aspectos técnicos estaban siempre presentes en la sala de control del estudio.
En todo este proceso sin duda tienen una importancia vital las sesiones de grabación. Las baterías y el bajo se grabaron con bastante rapidez, el buen hacer de Dani y Jordi facilitó el trabajo. Particularmente Jordi con su manera personal de ver las canciones consiguió conectar enseguida con la esencia de lo que yo quería contar y Dani con esa mezcla de arte y pragmatismo en el bajo dio en la tecla correcta casi desde el primer minuto de grabación. Las guitarras fueron otro cantar. La búsqueda del sonido adecuado para cada tema nos llevó bastante tiempo. Se trataba de encontrar un discurso coherente entre todas las canciones del álbum y esto pasaba por no delegar este discurso en las letras únicamente, sino también en un aspecto fundamental en mi manera de ver la música y que reside en un determinado sonido de guitarra. Al final la maestría de Agus, que siempre me ha acompañado en el camino del rock, dotó al disco de ese sonido poético que ayuda a entender los escenarios en los que se desarrollan las historias de las canciones del disco.
Conté también con la inestimable ayuda de Alfonso Casado. En mi casa en Sevilla, en el piano, le expliqué, con pelos y señales, qué tipo de pianos quería. Pasamos una tarde entera tocando, él al piano y yo a la guitarra buscando lo más adecuado para cada canción. Supo entender lo que yo buscaba a la perfección, como comprobé después en el estudio. Es sin duda el músico más completo de cuantos haya conocido pues a su incuestionable técnica como pianista hay que sumarle una gran sensibilidad. El resultado se puede apreciar con nitidez en temas como “Detrás del muro”, “Noche triste en la ciudad” o “Las piedras saben” donde el piano juega un importante papel de unión entre lo rítmico y lo melódico.
También Hugo Toscano, en “Como un eco” y “Las piedras saben” nos prestó su inspiración de genio que aparece cuando coge una guitarra y sin pensarlo apenas empieza a acariciar sus cuerdas o a destrozarlas dependiendo de lo que la canción requiera.
Al disco hay que sumarle la aportación de Jaime de Burgos en el Hammond y de Jordi Blanch al saxo y las voces de Mone, Marian Barahona, Txell Sust y Susana Ribalta en “Como un eco” y “Noche triste en la ciudad” y las muy especiales colaboraciones de mis amigos Roger Pera y Miquel Fernández en “Déjame decir” y “En tu recuerdo” respectivamente.
Precisamente “En tu recuerdo”, es, para mí, uno de los temas del disco, seguramente por el fabuloso arreglo que Marc Álvarez hizo para esta canción, especialmente en la parte final, aunque también su piano, tan particular de su forma de tocar y el arreglo de hammond, sutilmente presente como colchón, tienen mucho que ver en el estupendo acabado del track número ocho del disco.
Pero si de todo el proceso de grabación tuviera que extraer un momento, sin duda me quedaría con la noche en que se grabó definitivamente “Cuando Vuelva”. Veía claro que éste tenía que ser el tema que cerrara el disco pero sin dejarlo concluido, como dando pie a que la historia continuara una vez acabados de escuchar los diez temas.
Este tema es uno de los más antiguos del disco pues lo compuse en el año 1.992. Era la canción estrella de la banda por aquellos años y en su forma original se trataba de un tema rockero en el que participaban todos los instrumentos. Sin embargo yo compuse “Cuando vuelva”, en un primer momento, como una balada y así quería mostrar esta canción ahora en el disco: en su más pura esencia. Después de darle vueltas y de grabarla en un primer momento con acústica, bajo y batería y solo de armónica, no dábamos con la clave. Entonces les pregunté a Agus y a César que por qué no lo simplificábamos todo al máximo. Y así lo hicimos. Grabamos agus y yo las acústicas y ya entrada la madrugada y sin apenas voz canté. La pincelada maestra de Jaime de Burgos al piano hizo el resto. Entonces me vino la idea de que el tema no se acabara sino que poco a poco fuéramos dejando de tocar, primero se iba la voz en mitad de una estrofa para no concluir la canción, después se iba la guitarra de Agus y un poco más tarde la mía dejando el piano solo hasta que éste se apaga, de esta forma el final adquiría un significado emocional muy coherente si mirabas la fotografía de la portada, dando al conjunto un tono poético que a mí, particularmente conseguía conmoverme.
Después vino un complicado proceso de mezclas. En ese proceso llegué a pensar que me había equivocado en prácticamente todo. Menos mal que César, gracias a su gran experiencia, me ayudó a reconducir la situación. Al fin y a cabo un proceso de creación le hace pasar a uno por muchos estados y es normal que las dudas aparezcan para hacer mella en la voluntad. Para César era muy normal que me sucediera después de trabajar tantos días y tantas horas, sin descanso y él sabía que pasado un tiempo me sentiría satisfecho del trabajo realizado.
El toque final, lo que para mí elevó nuestro trabajo, fue la mano experta de Greg Calbi en el Mástering que realizó en Sterling Sound Studios, en Nueva York. El recuerdo de pisar esos estudios aún me estremece y estar en las sesiones de másterización con este hombre que ha trabajado con artistas como Bob Dylan, John Lennon o Bruce Springsteen ha sido, sin duda, una de las experiencias más gratificantes de toda mi vida. Su saber hacer y su talento puso el barniz y el enmarcado a un cuadro que llevaba años pintándose en mi imaginación.
A todos los que han participado en la creación de este disco, a los productores ejecutivos Jean-Pierre Vidal, Carlos Kieffer, Alfonso Casado, a los que han aportado su granito de arena mediante Verkami, principalmente a los músicos y cantantes que han participado, a César de Cisneros y a May por los consejos en la música y por esas tremendas fotografías y a mi familia en particular, les debo que este disco “Ignasi Vidal/A Media Distancia” haya salido a la venta esta semana.
De momento lo podéis encontrar en Amazon.es y en Spotify, y en un par de días en itunes. En unas semanas saldrá a la venta en formato de cd.
En definitiva esta es la consecuencia de un sueño que empezó hace más de veinte años y que gracias a la fuerza y a la confianza de muchos sigue vigente en las cabezas y sobre todo en los corazones de los que empezamos aquella aventura.
Gracias a todos.
Salud amigos.