La ley antitabaco y el teatro

Creo que la las Leyes deben ser respetadas, es parte fundamental de nuestros deberes como ciudadanos. Dicho esto, también el sentido común debería ser un reflejo de nuestros actos como ciudadanos y con todo el respeto hacia la persona afectada por el humo de un cigarrillo (o varios), en la función “Hair” que representan mis compañeros en Barcelona, reaccionar de forma intransigente ante determinadas acciones, que hasta hace poco eran legales en espacios públicos, no ayuda a la convivencia y creo que la ley antitabaco precisamente pretendía mejorar la convivencia entre los ciudadanos. Si no me equivoco, además, existe un determinado supuesto en el que sí se puede fumar en público y éste es precisamente al que afecta a representaciones teatrales siempre y cuando el acto en sí esté debidamente justificado por el texto que se representa.

¿Alguien se imagina a los Hippies de los sesenta sin fumar marihuana?. Por otra parte, ¿sería sensato, artísticamente hablando, que los actores que representan a esos hippies se vieran obligados a utilizar cigarrillos electrónicos en escena? A eso me refiero al hablar de sentido común.

Y quede claro que como digo al principio de mi exposición estoy totalmente de acuerdo con la Ley antitabaco.

¿Tanto le molestaba a esta persona el humo de los cigarrillos?¿No pensó en eso antes de entrar a ver "Hair"?¿reacciona esta persona contra la administración de forma similar por los altísimos índices de contaminación que presenta últimamente Barcelona?

Esto me inclina a pensar que tal vez este exceso de celo por el estricto cumplimiento de la Ley mostrado por el/la denunciante, responda más a un deseo notoriedad que a la indignación propia por habérsele cercenado su legítimo derecho de compartir un espacio público sin humos. Para mí lo más triste de todo es que este tipo de actitudes, es a la postre la que la derecha mediática utiliza como muestra de la intransigencia de las leyes que de carácter social y solidario se aplican para mejorar la vida de los ciudadanos.

Por lo tanto no puedo hacer otra cosa que mostrar todo mi apoyo a mis compañeros y a los productores de “Hair”. Conociendo el amplio conocimiento de la gestión teatral de Roger Peña estoy seguro de que buscarán y encontrarán una solución al problema sin tener que utilizar cigarrillos falsos en la función, (y esto pasa por utilizar cigarrillos auténticos) ya que de otra manera lo falso no sólo serían los mencionados cigarrillos, también lo sería el resultado artístico y por lo tanto se estaría mostrando un producto menos auténtico, por lo que finalmente el que sí resultaría perjudicado, en su derecho de asistir a espectáculos de calidad, sería el espectador que paga su entrada.

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