“La Ratonera”. Algo tiene que tener

Ignasi Vidal

¿Qué tiene “La Ratonera” de Agatha Christie para que se haya convertido en el montaje más longevo del Teatro comercial en España? ¿Por qué, a pesar de que algunos se han cansado de criticar diversos aspectos del montaje, este pequeño entretenimiento consigue llenar desde hace años las salas donde se ha exhibido desde que se estrenara en enero de 2010 en Madrid? ¿Dónde reside el éxito de esta obra teatral? ¿En su concepción, en la manera en la que se cuenta la historia, en los actores, en el director?

La Ratonera agota localidades en el Teatro AlcázarLo cierto es que “La Ratonera” se estrenó hace ya cuatro años en el Teatro Reina Victoria de Madrid. Con Gorka Ochoa y María Castro al frente de un brillante reparto, este montaje dirigido por mi compadre y amigo (en el sentido más fraternal del término, lo cual no significa que siempre compartamos puntos de vista, quede claro) Víctor Conde, se convirtió de manera sorpresiva para unos y por lógica algebraica para otros, en el éxito de la temporada 2009-2010.

Sin hacer ruido y en muchos casos despreciada por los “puristas” de “lo bueno”, lo teatralmente “digno”, aquellos que sólo ven calidad en propuestas donde el patio de butacas está menos concurrido que el desierto de Gobi, fuera de la aureola santificada de los Max y otros premios del sector, “La Ratonera” iba llenando, y en muchos casos colgando el cartel de “agotadas las localidades” en cada una de sus sesiones.

Yo tuve la suerte y el honor de formar parte del reparto de aquella “Ratonera” en el magnífico Teatro Reina Victoria, disfrutando como actor de un texto que no en balde lleva sesenta años representándose ininterrumpidamente en Londres.

En el escenario podía sentir cómo la atención del público pesaba sobre los hombros de los que estábamos en escena. Es divertido trabajar un texto de estas características. Cierto es que originalmente tiene alguna laguna en la propia trama pero como me dijo Antonio Álamo, amigo y excelente dramaturgo, después de una representación, “el espectador es incapaz de retener la catarata de datos y situaciones que los personajes van lanzando a lo largo de la acción y el montaje está tan bien llevado y su envoltorio es tan sugerente que uno acaba hipnotizado por la atmósfera de suspense casi paranoide de sus protagonistas, convirtiendo el patio de butacas en una sala de apuestas para averiguar qué es lo que sucede y quién será el culpable de tan angustioso juego.”

Según esta percepción de Álamo (y de los espectadores que han llenado las representaciones de este montaje durante estos cuatro años) ¿no es esto un éxito en toda regla? Para mí sí.
Tengo que decir, además, que el director, con esta “Ratonera”, empezaba, en mi opinión, a apuntar un estilo y un lenguaje teatral que ha ido perfeccionando en montajes posteriores. Víctor Conde, casi sin hacer ruido, como el asesino detrás de la cortina, como el ladrón de guante blanco, o el misterioso policía aparecido de entre el violento temporal de nieve, ha ido subiendo puestos en el escalafón teatral de nuestro país, convirtiéndose en un referente de la cartelera. Así es difícil que no haya un montaje suyo estrenándose en cada nueva temporada.

Muchos son los actores y actrices que han desfilado por la “Ratonera” además de los ya mencionados María Castro y Gorka Ochoa: Flavia Scarpa, Ana Turpin, Leo Rivera, Guillermo Barrientos, José Troncoso, Guillermo Ortega, Manu Vaqueiro, Fael García, Aroa Gimeno, Guillermo Muñoz, Álvaro Roig, Maribel Ripoll, Arancha de Juan, Paco Churruca, Javier Losán y el que aquí escribe, Ignasi Vidal, a los que ahora se suman en la producción en el Teatro Apolo de Barcelona Mariona Ribas, Aleix Rengel, Xavier Bertrán, Ana Gras-Carreño, Ferrán Carvajal, Isabel Rocatti, Santi Ibáñez y Joan Amargós, y muchos también quienes han contribuido en el éxito desde otras facetas fuera del escenario. Por ejemplo, Marc Álvarez aporta al montaje una música inspirada en las bandas sonoras del cine de los años cuarenta y cincuenta, al que tan aficionado y buen conocedor es Víctor Conde, convirtiendo este pequeño y gustoso entretenimiento en un disfrute para el oído. Vale la pena pararse a escuchar la banda sonora de esta “Ratonera” así como su música incidental. (Por cierto, la voz de la niña de cuatro años que canta la inquietante canción infantil, que sirve como pista en el galimatías en el que los personajes se encuentran, sigue siendo la de mi hija Martina, ahora ya más mayor de gira conmigo en Los Miserables.)

Esa pasión de Conde por los clásicos queda también plasmada en el comportamiento y maneras de los personajes así como en la concepción del espacio escénico y diseño de vestuario. De esto último Ana Garay es la responsable, quien con acierto ha cuidado hasta el más mínimo detalle.

De todo lo dicho aquí se dio cuenta primero el público madrileño que llenó casi todas las representaciones en la capital y posteriormente el público que tuvo ocasión de ver el montaje en la triunfal gira realizada antes de volverse a instalar en Madrid, esta vez en el Teatro Muñoz Seca, con idéntico éxito que en su primera etapa en el Teatro Reina Victoria; y a tenor de lo que muestran las ventas en Barcelona, este pequeño y delicado juguete ameno, divertido, enigmático y cargado de suspense, va camino de repetir el éxito cosechado durante estos cuatro años, ahora ante el siempre exigente público catalán.

¿Qué es lo que tiene “La Ratonera”, de Agatha Christie, que triunfa allá donde va? Pues a parte de lo dicho ya aquí, que ya es motivo suficiente, creo que debe de generar algún tipo de fascinación más allá de lo convencional, puede que sujeto al morbo inconfesable que todos sentimos, en mayor o menor medida, hacia lo oscuro y lo prohibido, esas historias de asesinos psicópatas y víctimas indefensas presas de un pasado inconfesable. Quién sabe.

Lo que está claro es que el público es soberano y que por hache o por be, allá donde se representa “La Ratonera”, si tiene la calidad mínima, y ésta la tiene, acaba sucumbiendo a la misteriosa cita que se da entre ocho personajes encerrados en una lujosa casa de huéspedes de estilo Victoriano en plena tormenta de nieve y viento en medio del campo, lejos, muy lejos de la ciudad. Ninguno de los allí presentes sabe qué ocurre ni tienen relación alguna entre sí (salvo el matrimonio que dirige el negocio) pero por la razón que sea, un asesino anda suelto y lo más terrible de todo es que ese asesino es uno de ellos … ¿De quién o quienes se venga? ¿Por qué? ¿A qué clase de juego macabro juega? ¿Quién será el siguiente?
La respuesta, en el Teatro Apolo de Barcelona.

P.D.: Señor Conde, debería usted juntar a todos los que han participado en este montaje y celebrar una comida por el éxito cosechado.

Felicidades a Nearco Producciones, Olimpia Metropolitana, Iniciativas Teatrales y Txalo Producciones. No es fácil en los tiempos que corren aguantar tanto tiempo con un montaje. Que siga la fiesta.

Salud amigos.

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