Luis Álvarez: «El teatro tiene que buscar ya nuevos modelos de gestión»

ENTREVISTA

Luis Álvarez nos cuenta todos los detalles sobre el Teatro Príncipe Pío y comparte su experiencia en el sector.

Luis Álvarez (1973) es uno de los productores teatrales más conocidos de este país. Modernizador del sector y alma inquieta, sus proyectos durante los últimos años le han llevado muchas veces fuera de España, bien para tomar nota de lo que se hacía y traerlo a España, bien para exportar fórmulas que en España le habían funcionado. Sobre recetas que funcionan habla en su libro, de reciente publicación. Lleva el expresivo título de "El éxito".

Ha recibido varios reconocimientos a lo largo de su carrera y ha gestionado, con dispar fortuna, algunos de los proyectos teatrales más importantes de los últimos años. Véase, el Gran Teatro Ruedo de Las Ventas. En esta entrevista anuncia que no seguirá con ese proyecto, centrado como está en sacar adelante la que quizás sea la gran empresa de su vida: el Teatro Príncipe Pío. Sobre el proyecto y las fechas del que será un nuevo teatro en Madrid, pero también de la profesión de productor, de sus éxitos y sus fracasos, del estado del sector habla en esta extensa entrevista.

"El éxito" y el Teatro Príncipe Pío

Teatro a Teatro.- Si le parece, vamos a empezar por el final: su libro, "El éxito". ¿Es una biografía, un libro de autoayuda, un recetario para triunfar?

Luis Álvarez-. Realmente es las tres cosas. Es el libro que me hubiese gustado que me regalasen a mí cuando cumplí 18 años. Me hubiese ayudado a recorrer un camino mucho más recto y sobretodo andarlo con la confianza de saber que me encontraba haciendo lo correcto y necesario para alcanzar el éxito. También es biográfico porque me baso en mis propias vivencias, las que me hicieron correr hacia delante y las que me llevaron a caer en el error. Y por supuesto, es de autoayuda porque, como dice la palabra es un libro que funciona cuando entiendes que con él te puedes ayudar tú mismo sin esperar nada de fuera. O como dice la palabra inspiración, está dentro de tu espíritu lo que necesitas para triunfar.

TaT-. Y el éxito, ¿qué es? ¿Un estado o una actitud?

L.Á.- Sin duda es la actitud con la que enfrentas todas las facetas de la vida. Éxito es lo que tiene aquella persona que adopta siempre una actitud positiva frente a cualquier contratiempo. Si quieres resumir el éxito en una sola frase, es: poder dedicarte a lo que te gusta. No es trabajar para luego hacer lo que te gusta, sino trabajar haciendo lo que te gusta.

TaT.- ¿Por qué decidió poner por escrito sus ‘secretos’ para lograr triunfar en la vida?

L.Á.- La verdad es que nunca pensé en este libro para publicarlo. Simplemente era la respuesta a una pregunta que me hizo mi hija cuando terminó el instituto y empezaba a decidir qué carrera quería hacer. La pregunta que me hizo fue: Papá, ¿qué carrera es la que tengo que hacer para ser exitosa y millonaria de forma segura? Y como padre, pensé que contestarle con una sola frase no sería justo, por lo que decidí contarle los secretos con los que estoy seguro que cualquier persona puede conseguir el éxito. Fue mi hermana Estrella la que me animó a publicarlo para poder ayudar a otros con mis consejos.

Luis Álvarez firma ejemplares de su libro, "El éxito".

TaT.- Conseguir la concesión para llevar a cabo el proyecto del Teatro Príncipe Pío tiene, desde luego, muchos de los rasgos del éxito… ¿En qué se va a convertir ese complejo hoy inutilizado de la estación de Príncipe Pío?

 L.Á.- Como bien dices, Príncipe Pío para nuestra empresa es una especie de recompensa, como la que encuentra el alquimista cuando llega a casa y desentierra el tesoro que estaba justo debajo de donde salió. La historia de nuestra empresa ha sido muy parecida a eso, a la historia de Melquisedec: viajó hasta las pirámides de Egipto, donde tras vivir varias experiencias, se dio cuenta de que para conseguir su éxito tenía que volver a la casa de donde salió. A nosotros nos ha pasado lo mismo: hace ya varios años, salimos a Broadway, a Las Vegas y a varios países para aprender en otros paises cómo llevar a cabo la gestión cultural y poder aplicarlo en el nuestro. Al final encontramos que tanto viaje tenía su recompensa en Príncipe Pío. Respondiendo a lo que Príncipe Pío se va a convertir: se va a convertir en un icono turístico, cultural internacional que actualmente no tiene Madrid y es una ciudad que debe tenerlo.

Su carrera

TaT.- Vayámonos ahora al pasado… ¿Cómo empezó esa carrera? ¿Cuáles son sus inicios como productor? Cuéntenos, por favor, la historia de ese primer millón de pesetas…

L.Á.- La carrera empezó, como debe comenzar una profesión, que es con una mochila vacía pero llena de ilusiones. Y tras intentar distintos caminos, en el mundo del espectáculo es donde me sentía más identificado. Tras ser actor, te das cuentas de que quien controla la acción es el director, y después el productor y el dueño del espacio escénico, así que me hice gestor de teatros. El primer millón lo hice en mis primeras experiencias como productor de conciertos musicales.

TaT.- Actor, proyecto de torero… ¿En qué momento y por qué decidió que quería ser productor de teatro?

L.Á.- Una cosa importante es ser honesto con uno mismo y yo, que crecí rodeado de grandes toreros, rápidamente vi que no era mi camino, y que para ser uno más del montón lo mejor era dedicarme a otra cosa. La verdad es que en cuanto a lo de actor, todavía me sigue gustando muchísimo y disfruto mucho encima de un escenario. Pero lo que no me gustaba cuando trabajaba como actor era depender de una llamada o de que otros te diesen trabajo. Y como digo en mi libro, en esta vida o eres jinete o eres caballo. Yo prefiero ser jinete y controlar mi vida que no ser caballo y que sean otros los que te la vayan dirigiendo.

TaT.- ¿Se ha arrepentido alguna de vez de haberse dedicado a lo que se dedica? ¿Se ha reprochado, por ejemplo, no haber seguido intentándolo sobre las tablas?

L.Á.- Creo que en esta vida siempre hay que mirar hacia adelante y no hacia atrás. Creo que el mundo está diseñado de una manera perfecta y nuestras vidas también. Y cuando eres una persona que tomas decisiones y siempre miras hacia adelante, cuando llegues al final del camino, al menos, al final que conocemos como muerte, mirarás hacia atrás y te darás cuenta de que de una manera o de otra tu vida estaba perfectamente diseñada. Es importante tomar decisiones y seguir hacia adelante siempre, aunque a veces te dé la sensación de que te estás tirando al abismo. Sí que es verdad que a veces me pregunto qué hubiese pasado si me hubiese quedado en Los Ángeles, a donde fui muy joven a actuar y terminé montando una empresa. Me gustaría que algún día desde el cielo me contasen qué hubiese pasado si hubiera seguido ese camino.

TaT.- La mayor parte de los productores coinciden en señalar que en un buen productor teatral tienen que combinarse como mínimo dos cosas: uno, el conocimiento de la gestión económica y dos, una línea artística propia. ¿Cómo definiría usted su propia línea artística?

L.Á.- Normalmente hago espectáculos pensando en que me gusten y que me apetezca volver a verlos una vez estrenados. No me gusta, y lo evito, programar espectáculos pensando que le gusten a otros. Particularmente me inclino por los espectáculos con música potente, música rock… Me encantan los espectáculos familiares, los musicales. Una buena música que es capaz de transportarte a la nostalgia, eso siempre gusta al ser humano, porque ya sabemos, como decía el poeta, que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Luis Álvarez, con Wyoming, Mario Vaquerizo, Santiago Segura, José Mota y Corbacho.

TaT.- Desde aquellos 18 años con los que comenzó, ha puesto en pie muchos espectáculos, ha recibido muchos reconocimientos y ha dado el primer paso en muchas cosas… ¿Con cuál de sus éxitos como productor se queda? 

L.Á.- Realmente, una vez escuché a un arquitecto decir que su mejor edificio siempre iba a ser el próximo que diseñe y creo que a los productores nos pasa lo mismo. Nuestro próximo espectáculo siempre es mejor que el anterior. Pero si tuviese que nombrar alguno de mi carrera, sin lugar a dudas "We will rock you" y "101 Dálmatas" son los dos espectáculos que más me han aportado.

TaT.- Y ahora, la otra cara de la moneda: ¿Qué fracaso le ha marcado más?

L.Á.- Más que marcarme, yo digo que los fracasos te enseñan, y que al éxito se llega yendo de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo. Esta es una realidad, de tal manera que si los empresarios hablaran claramente así podrían definir sus vidas. Son muchos más los momentos de desilusión que los momentos de éxito, pero estos últimos te compensan tanto que te merece la pena.

 

TaT.- ¿Considera un fracaso lo ocurrido en el Teatro Calderón? ¿Qué pasó allí?

L.Á.- Considero que tal y como dice la definición de crisis, son nuevas oportunidades buscando un sitio: eso fue exactamente lo que pasó en el Teatro Calderón. Tienes que cerrar puertas para que se abran otras más grandes. El Calderón es un teatro al que quiero mucho, pero cierto es que la nueva situación económica y el gran cambio en la gestión cultural hacen que tengas que mirar hacia nuevas alternativas de espacios más grandes, sin vecinos que te den problemas, sin caseros inmobiliarios con dificultades como están pasando la mayoría de las empresas dedicadas a esta actividad; espacios más relevantes y mejor preparados para poder hacer espectáculos de todo tipo. Como dije, cuando miras hacia atrás y analizas tu vida, te das cuenta de que algo que en un momento fue una “temporal desilusión” resultó ser la mayor bendición que me haya podido pasar. Si no me hubiese ido del Calderón jamás me hubiese salido Príncipe Pío. Y es el espacio con el que he soñado toda mi vida.

El oficio del productor

TaT.- ¿El oficio de productor se aprende? ¿O hay que tener ‘algo’, una visión o incluso una locura, desde que se nace?

L.Á.- Hay que tener pasión por lo que se hace y te tiene que gustar muchísimo de verdad este mundo. No puedes considerarlo como una profesión, tienes que considerarlo como una pasión, puesto que hay que dedicarle muchas, muchas horas. Piensa que te levantas como un trabajador normal de una empresa a las seis o siete de la mañana para poder hacer reuniones de trabajo, pero te vas a acostar a las doce o una de la noche como los artistas, porque tienes que lidiar también con ellos. Es de los trabajos con más amplio horario que hay en el mundo, y eso se hace por pasión, no por profesión.

TaT.- Esto es algo que estamos preguntándole a todos los productores: detalles sobre el proceso. ¿Qué pasa, qué se hace y qué pasos se dan desde que se conoce una obra y se toma la decisión de montarla hasta que se estrena y sale de gira?

L.Á.- Cada producción nace y se hace de muy distinta manera. Pero para contestar a esto tendría que decir que en mi caso, primero algo me motiva y me ilusiona. El primer paso nace de la ilusión de querer ver sobre el escenario algo que te motiva por cualquier razón. Y después piensas en el equipo creativo que puede llevar a cabo lo que tú tienes en tu cabeza, a partir de ahí levantar la financiación necesaria y ponerte en marcha con un objetivo concreto de cuándo quieres estrenarlo. Después la gira ya es una consecuencia del éxito.

TaT.- En los ya bastantes años que atesora como productor de espectáculos, ¿cómo ha visto cambiar su oficio, qué transformaciones le han afectado?

L.Á.- He visto cómo se han introducido nuevas cosas en la gestión cultural en España como por ejemplo los naming-rights, en los patrocinios de espectáculos hemos sido pioneros. También hemos visto cómo las entidades municipales son cada vez más competencia de los productores privados. Y obviamente, sin entrar en lo que ya conocemos del incremento de las tasas al sector, que han agravado muchísimo el beneficio de los productores, puesto que subir un 13% a una industria que difícilmente ganaba entre el 3 y el 5% de la facturación es de alguna manera cerrarle las puertas a la posibilidad de que sea viable. También he visto un incremento tremendo de afluencia del público al teatro y he visto una bajada muy grande en los precios medios de la entrada en los últimos años.

TaT.- La producción en España hoy. ¿Cómo está, a juicio de Luis Álvarez?

L.Á.- Desde que me dedico a esta profesión, está en uno de sus momentos más delicados por el problema del IVA y de la bajada de los precios medios, así como la subida de las comisiones de los sistemas de tiketing. Todo esto hace que haya que tener muchísimo cuidado y muchísimo miramiento a la hora de producir. En cuanto a cantidad de espectáculos, creo que estamos en un momento en el que hay grandísima variedad donde escoger.

Luis Álvarez ha dirigido el Manhattan Center de Nueva York.

 

El momento del teatro

TaT.- Es evidente que los cambios y problemas que afectan a la producción tienen que afectar, por fuerza, al teatro que se hace en el país. ¿Qué le parece lo que se programa hoy en día?

L.Á.- Creo que estamos descuidando un poco al público y éste reacciona perfectamente a la calidad de lo que se le da. Hay espectáculos con mucha calidad pero también hay muchos espectáculos que deberían estar quizás en salas alternativas y se están exhibiendo en teatros de primera. Pero realmente, como dices en la pregunta, eso es una consecuencia de la situación general.

TaT.- ¿Está la salud económica del sector tan rematadamente mal como parece?

L.Á.- En mi opinión, si no se buscan otras fórmulas de gestión el panorama va a cambiar muchísimo en los próximos tres años.

TaT.- El IVA tiene que bajar, sí o sí. ¿Pero qué otros problemas arrastra el sector? ¿Qué tareas tiene por hacer para ganar fuerza?

L.Á.- Los sistemas de tiketing de descuento cada vez van cogiendo más fuerza y las comisiones se van incrementando. La competencia está haciendo que se tiren los precios medios de las entradas y el problema es que los teatros privados por la crisis inmobiliaria difícilmente pueden bajar las rentas, por lo cual hay que buscar inmediatamente nuevos modelos de gestión.

TaT.- La impresión general es que este momento económico crítico coincide con una época dorada de la escritura teatral y de la dirección de escena. ¿Está de acuerdo?

L.Á.- La verdad es que estamos en una época en la que veo que hay mucha creatividad y se están haciendo cosas nuevas y hay algunas ideas bastante novedosas. Creo que esta agitación tiene que ver con la crisis: tal como ha pasado en la política, esta crisis ha traído una agitación social, cultural y creativa.

TaT.- ¿Cómo de al tanto está de lo que se hace en los teatros y salas pequeñas de Madrid o Barcelona? ¿Qué le parece este fenómeno de la efervescencia de lo off’?

L.Á.- Me parece, como decía, un resultado de la agitación cultural que se está produciendo con la crisis, y creo se están haciendo cosas nuevas con grandes ideas. Y me encanta, porque lo veo como el germen de futuras grandes producciones.

TaT.- También parece una idea común la de que deben ser los organismos públicos los que cuiden de esas propuestas y trayectorias emergentes, dándoles medios y escaparates en los que crecer y desarrollarse. Aquí le lanzo dos preguntas: ¿De ninguna manera puede hacerse eso desde las productoras privadas medianas y grandes? y ¿Cuál es, a su juicio, el papel que deben jugar en el teatro estas instituciones públicas?

L.Á.- Las instituciones públicas debían mantenerse en el papel que fue para el que se crearon, que es el de mantener aquellos textos y aquellas producciones que difícilmente serían rentables en teatros privados pero que hay que mantener vivos para que la sociedad recuerde los textos y las obras de nuestra historia. También para apostar por formatos arriesgados que la empresa privada no pudiese acometer, por lo que, efectivamente, creo que estas instituciones deberían apoyar de alguna manera esas iniciativas emergentes. Pero desde luego, lo que sí que tengo claro, es que estas instituciones deberían tener prohibido hacer competencia a los empresarios privados, porque si mueren los empresarios privados se acaba la industria del sector.

El futuro y los nuevos proyectos

TaT.- Después de repasar el presente y el pasado del teatro y de su trayectoria, me gustaría hablar del futuro. Pasa por el Teatro Príncipe Pío, pero para eso quedan meses. ¿Qué va a hacer Luis Álvarez entretanto?

L.Á.- Príncipe Pío abrirá sus puertas en noviembre del 2015 con una sorpresa muy bonita que tenemos preparada que ya verá el público.

TaT.- Otro de los grandes proyectos que ha puesto en marcha últimamente es el del Gran Teatro Ruedo de Las Ventas. ¿Qué tal funcionó? ¿Va a tener continuidad en 2016?

L.Á.- He decido centrarme en un grandísimo proyecto como es el Teatro Príncipe Pío que ha sido mi ilusión toda la vida. Como dice el lema chino: el que sigue dos conejos termina perdiendo a los dos. Así que he preferido centrarme solamente en uno. En cuanto a cómo funcionó, fue un absoluto éxito y una maravillosa experiencia poder montar el primer teatro que se ha levantado en el mismo ruedo de Las Ventas. Como torero frustrado, os podéis imaginar que triunfar en Las Ventas ha sido una satisfacción emocionante. Y una demostración de que en el mundo, al final puedes triunfar en lo que te gusta de una manera o de otra si te lo propones. 

TaT.- Háblenos de producciones… ¿Qué proyectos tiene entre manos? ¿Con qué va a tratar de sorprender al público?

L.Á.- El proyecto cien por cien que tengo ahora entre manos es Príncipe Pío y el día 23 de noviembre que es cuando abre sus puertas sorprenderemos al público de Madrid trayendo algo que jamás se ha montado en España y les va a encantar.


Fachada del Teatro Principío Pío de Madrid.

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