Resumen
Dos de ellos llevan varios meses siendo protagonistas de casi todas las páginas dedicadas al teatro. Adjetivos como “renovación”, “espectáculo estrella de la temporada” o “no hay localidades” les suelen acompañar. ¿Qué mejor manera de saber lo que piensan que invitarlos a compartir un café y que nos cuenten como es su visión de esto tan antiguo que llamamos teatro?
Participan: Miguel del Arco, actor y director revelación por sus montajes de "La función por hacer" y "La violación de Lucrecia"; Juan Carlos Rubio, guionista y director de, entre otras, "Tres", "100 m2" y "Razas"; Mario Gas (el anfitrión del encuentro que tuvo lugar en el Café del Teatro Español que él dirige), que acaba de estrenar "Un tranvía llamado deseo", y la compañía Yllana, representada por David Ottone y Joe O ´Curneen, directores no solo de los montajes del grupo, sino también de obras como "Avenue Q" o "Glorious".
En febrero ofrecemos la primera parte de lo mucho que se contó en este encuentro, donde cada uno de los invitados dijo cosas interesantes. En marzo ofreceremos la segunda parte. Lo bueno siempre se hace esperar.
El primer tema que les queremos plantear es el siguiente: Siempre se habla de crisis en el mundo de la cultura y nos gustaría que nos contasen las principales dificultades que encontraron en la época en la que empezaron a dirigir.
David Ottone: "Nosotros por ejemplo, que empezamos en 1991 como compañía, nuestra trayectoria era del mundo de la noche en Madrid y ha sido un poco nuestro estilo. Empezamos en el mundo del cabaret y saltamos al Teatro Alfil porque les gustamos mucho a sus programadores. Y a partir de ahí empezamos a hacer teatro. De modo que probábamos en el circuito de la noche y luego lo pasábamos al Alfil. Siempre fuimos independientes y tuvimos público a quién transmitir nuestras ideas".
Juan Carlos Rubio: "Yo creo que la dificultad la tiene el productor. Como director, a mi me llaman con una propuesta y mi dificultad es mas artística que de mercado. Cuando he producido mis obras, como con Tres, ahí si he tenido una dificultad lógica de encontrar un presupuesto como en cualquier negocio, y ahí sí que he tenido que afrontar otras problemáticas como la falta de pagos de ayuntamientos, que creo que es el gran problema para mí ahora en el teatro".
Miguel del Arco: "Nosotros empezamos en el 2009 con La función por hacer, que fue una cosa típica de reunir un grupo de gente sin ningún presupuesto, más allá de cubrir ensayos y demás, sin ningún lugar donde estrenar. No fue un problema por- que consistió en implicar a la gente en el proyecto, pero es significativo que una obra como La función por hacer, con críticas fabulosas, que ha funcionado genial, y con la que hemos estado todo el año sin parar de hacer bolos, nos haya supuesto acabar ahogados económicamente. Esto que se dice sobre el teatro, de que está en un punto maravilloso y estupendo me parece una gilipollez. Es bastante falso. Que artísticamente haya una efervescencia en Madrid, que en Madrid por fin nos alejemos de esa costumbre de montar cosas de fuera… esa movilidad, si se ha producido. Pero el ímpetu se estrangula por la economía. Yo como director, fui feliz en el hecho creativo, pero no en el aspecto de productor".
O sea, que ser director proviniendo de otros campos (como guionista, actor, etc.) no es tan complicado, lo complicado es ser productor.
Joe O ´Curneen: "Yo creo que, en el fon- do, si están todos los medios disponibles no es tan complicado. Pero si además de lidiar con la dirección escénica, tienes que hacerlo también con la producción, entonces se traspasa el hecho teatral. Como decía David, en los inicios de Yllana no teníamos más que el recurso humano y el tiempo, y lo hacíamos sin ánimo de lucro prácticamente. Por eso ese hecho es tan precario, se pierde mucho…".
Juan Carlos Rubio: "Si no te pagan se pierde muchísimo (risas generales)".
Mario Gas: "Bueno, yo empecé con 18 años a mediados de los sesenta, en un contexto político, ideológico y estructural del teatro muy distinto del que tenemos ahora, en Barcelona. No nos gustaba el teatro que había y por eso estábamos en la Federación de Teatros Universitarios In- dependientes, compaginándolo con otras actividades profesionales. Y yo vengo de ahí, de ese momento. Poco a poco, en cuanto intentabas integrarte en el mercado productivo, era un poco tremendo. Si ahora la cosa está como está, entonces, en Barcelona, era terrible. En Madrid había un estado de producción más floreciente. La interioridad del asunto sigue siendo bastante parecida. En cuanto te alejas del camino establecido las dificultades afloran. Algunos se consolidan y otros mueren en el intento. La principal diferencia es que ahora hay un estado de democracia, ahora se han establecido los ayuntamientos y las autonomías, pero los ayuntamientos no pagan, hay una confusión terrorífica entre teatro privado y público, porque no hay una legislación que de algún modo armonice todo eso. A veces los públicos juegan a privados y los privados juegan a querer ser públicos. En los años sesenta, los directores teatrales cogían un texto, llamaban a unos actores y levantaban un proyecto. Ahora el texto lo escoge el pro- ductor. Hablo del sistema en general. Y esa es una enorme diferencia. Y hay que tener cuidado para que cuando se acierta con un montaje no sea devorado por el marketing".
Me parece interesante lo que comenta Mario acerca de ese punto de equilibrio entre compañías públicas y privadas… ¿cuál podría ser ese punto de encuentro entre un teatro público que no cueste mucho al ciudadano y la supervivencia al mismo tiempo del teatro privado? ¿Por dónde se podría llevar?
Mario Gas: "Bueno, no es tan difícil. Hay que echar la vista a otros países, incluso con los recortes de los últimos tiempos. A ver, en- tendemos que el teatro es un bien cultural en dificultades. A mí me extraña mucho oír a la gente: “Oye, que bien va el teatro. El cine está vacío y el teatro se llena”. Y yo digo: “Si, hay que estar prudentemente contentos… pero no tanto porque hay mucho paro, la gente no tiene dinero, los proyectos difíciles siguen siendo difíciles de meter…”. Pero mirando a otros países yo lo que creo es que el teatro es un bien cultural en vías de extinción y hay que protegerlo, habrá que llegar a un acuerdo. Una cosa es el teatro público (el nacional, el municipal, el autonómico), otra cosa es el concertado, el medio público- privado, la compañía independiente, los diferentes tipos de productores… Y todo esto, desde la máxima dificultad hasta la mínima, debería tener un tipo de ayuda estipulada. Al público se le pide que tenga buenas acogidas para que no caiga en el tópico de “lo estamos pagando entre todos y nos cuesta mucho”. Hombre, la cultura, cuando es algo innovador, siempre cuesta, porque el oído se acostumbra a lo conocido. Y no hay que confundir teatro público con teatro gregario de una administración. Los privados quieren tener dinero para no invertir nada. Los empresarios de paredes se producen a ellos mismos, con lo que las compañías van de culo. El que tiene seis teatros hace el teatro que quiere y la gente no entra. Hay una especie de mercado loco y tremendo. Hay que hacer una regulación. El privado quiere invertir poco y ganar mucho. A lo mejor hay un empresario que quiere invertir menos y ganar lo justo. A este habría que ayudarle un poco más".
Juan Carlos Rubio: "A mí me parece que cuanto más tiempo llevo en este mundo, menos sé. A mí como productor, me gustaría que en este país hubiese una ley más clara de mecenazgo en el sentido de que fiscalmente ciertas empresas que apoyen el teatro obtengan ventajas. Así sería como en Estados Unidos, que hay más apoyos. Aquí, como decía Mario, esperamos recibir apoyo público y es más complicado. Yo he tenido la función de las embarazadas (Tres) y me parecía lógico que igual Dodotis o una empresa de carritos de niños entrase pero la res- puesta fue “uy, el teatro… no interesa”. Y quizás sea porque no ven una retribución por invertir en teatro. Y luego, en producciones como Razas, que acaba de estar en Matadero, es de gran ayuda para los productores entrar en un teatro público. Para ellos, estar ahí colocados, les libra de muchas cargas a nivel publicidad o porcentajes de taquilla, aparte del escaparate que supone estar ahí".
Mario Gas: "A mí me parece que no es lo mismo producir Razas que Te espero a las ocho en el bar Roque (risas generalizadas). Pero esto que parece una perogrullada aquí, no es tan claro. Un famoso director me dijo una vez: “Hay una cosa peor que la dictadura del estado, la dictadura del dólar”. Ojo con los sponsors. Pero si que tendría que haber ventajas fiscales, de IVA y eso. Es un tema complejo".
¿Cómo vivís vosotros esta problemática en Yllana?
Joe O ´Curneen: "Nosotros no nos hemos encontrado en una situación de tener que batallar. Yo creo que nuestra historia es un poco singular. Nosotros empezamos fuera de España con un tipo de teatro gestual, internacional en ese aspecto. Nuestro mercado inicial fue Francia, fue Inglaterra, fue Alemania… no nos conocía nadie aquí, en España. Al principio íbamos en furgoneta, una experiencia romántica en ese aspecto. Las cosas empezaron a ponerse serias cuando empezamos a hacer gira por España y fuimos víctimas de lo que se ha montado, estas redes nacionales, o locales, o de comunidades donde el dinero es público y los que programan son los ayuntamientos que no acaban pagando. Somos todos víctimas de ese mercado que se montó, y nos damos cuenta a día de hoy, que lo que antes nos funcionaba muy bien era quizá porque apostábamos por un tipo de teatro que gustaba mucho al público y a los programadores. Ahora vemos que no podemos depender tanto de la demanda pública".
Miguel del Arco: "Es complicado… si quieres mover un espectáculo… ¿Cómo te saltas las redes? El otro día, por ejemplo, en una red en la que habíamos entrado nos dijeron literalmente que no iban a pro- gramar en sus teatros espectáculos que, orden dada, “no fueran mediáticos y no llenasen sus teatros”. O sea, que lo que quieren es que vaya o Concha Velasco o que en el cartel de una función X los actores que aparezcan estén en la tele- visión en ese momento. Arteria hace ahora un articulado de teatros, pero los abre a taquilla. Estás poniendo las paredes, pero no estás haciendo que esto facilite a las compañías el salir. A veces, resulta arriesgado ir con tu compañía a un espacio Arteria un lunes a alguna ciudad a un festival de nueva creación, por poner un ejemplo. Si no tienes apoyo, puedes llegar a perder una cantidad de dinero brutal".
Mario Gas: "Hay circuitos muy perversos. La idea de circuito público, se pervierte y se convierte en un circuito privado en- cubierto. Cuando llega la crisis y surge el problema práctico de que en vez de pagar a tres meses pagas a veinticuatro… el pequeño productor se va a la mierda".
David Ottone: "Nosotros, hace dieciséis años cogimos la gestión de nuestro teatro, hace cinco años lo compramos y así ahora estamos refugiados. Nosotros, gracias a Dios, nos hemos pillado nuestro propio teatro para no entrar tanto en redes.
Mario Gas: Y eso por no hablar de algunas redes cuyos teatros ponen las obras a 8 €, que están acostumbrando mal a la gente poniendo un precio político que dificulta las condiciones de taquilla".
David Ottone: "Y el problema es luego como cambias eso. …"