Hola #Tuiteatreros,
¿Habéis tenido ya oportunidad de ver algunos de los grandes musicales que hay ahora mismo en Madrid? Yo sí, en concreto he podido disfrutar de dos, “El jovencito Frankenstein” y “El Médico”. Aún me queda mucho por ver, pero francamente os puedo decir que algo está cambiando en el teatro musical en nuestro país. Y no solo yo me he dado cuenta porque es algo que mucha gente me ha comentado en varias ocasiones. Siempre me han gustado los musicales, el primero que vi fue “La bella y la Bestia” cuando apenas tenía 6 años, pero no fue ahí donde nació mi amor por el teatro.
Cuando era muy pequeño, recuerdo que mi madre trabajaba de acomodadora en un teatro. Siempre que me dejaban iba al trabajo a verla. En alguna ocasión incluso me permitían quedarme al final de la sala de pie en un pasillo disfrutando de las funciones. Tendría aproximadamente 2 o 3 años y no había obra que pasara por ese teatro que yo no viera. Era un niño feliz porque estaba descubriendo lo que quería hacer cuando fuera mayor. Yo quería estar en el escenario, quería hacer que la gente se sintiera como yo cada vez que veía una obra.
Mi madre sabía cuánto disfrutaba. Así que siempre que acababa la función, me cogía de la mano y me llevaba a los camerinos para presentarme a los actores y actrices. Ese era el momento en el que mi felicidad sobrepasaba los límites. Al saludarlos me daba cuenta que era gente común como cualquiera, a veces me decepcionaba porque yo quería ver al personaje que había en el escenario, pero aun así les pedía un autógrafo para colgarlo en la puerta de mi habitación. Si AUTÓGRAFO, lo habéis leído bien, para quien no lo sepa es la dedicatoria que hacían los artistas con papel y bolígrafo antes de que llegaran los famosos móviles con cámara.
Hoy en día ya casi nadie pide autógrafos, la gente solo quiere fotos con las que poder presumir. Da igual que no sepan quién eres ni lo que haces pero quieren una foto, porque sí. No importa si el artista se siente cansado o simplemente no tiene buen día. Por favor, respetemos a los artistas, ya de por sí es un trabajo duro, no lo hagamos más todavía.
Bueno ,una vez dada mi opinión sobre las fotos sigo con mi relato. Los autógrafos tenían completamente invadida la puerta de mi habitación. A día de hoy ya no pido autógrafos, pero he de confesar que guardo las entradas de las obras a las que voy en una caja. Siempre el teatro ha sido mi refugio. Incluso mi familia lo utilizaba para intentar que sacase buena nota en matemáticas, que siempre se me dieron fatal. Y funcionaba, de hecho con 11 años me dijeron que si sacaba un 10 en esa asignatura me llevarían a ver un gran musical, evidentemente no saque más nota porque no había, así que conseguí mi objetivo y ahí fue donde verdaderamente hubo un flechazo.
Era diciembre de 2003 cuando viví junto a mi tía y mi abuela la noche más musical de mi vida en mis cortos 11 años. Llevaba todo el año esperando ese momento, fue mágico, ver “El fantasma de la ópera” literalmente me cambió la vida. Sentí tal enamoramiento hacia los musicales que cuando salimos, cruzamos al Teatro Coliseum y vimos «Cats» que se había estrenado hace poquitos días. Fuí fan de póster del fantasma de la ópera, me compre el disco y el libreto. Pasaba horas y horas escuchando el disco mientras leía:
Lote 666: una lámpara en piezas. Algunos de ustedes quizás recuerdan la historia del fantasma de la ópera: un misterio nunca explicado por completo.
Pues os tengo que contar que 15 años después he vuelto a vivir ese momento. El pasado 21 de Noviembre fuí a ver “El Médico” y me sentí igual de abrumado que cuando ví el fantasma en el Lope de Vega. He visto muchos musicales desde entonces. Pero la música de éste, creedme, que me removió por dentro emociones que sentí por primera vez con 11 años. La interpretación es espectacular. Antes os contaba que algo estaba cambiando en los musicales en España. Mucha gente me dice que perciben cierta sobreactuación en los musicales made in Spain.
Algo que os garantizo que no sucede en El Médico, puesto que tanto la interpretación, como las voces, la magia, el vestuario, las letras, te hacen viajar y te transportan a un espacio en el que la energía de todos está perfectamente coordinada para que vivamos algo verdadero y épico. Mis felicitaciones a todo el equipo. En unos años lo veremos en las carteleras de Argentina, México, West End, Broadway…. ¿Os lo imagináis? Tiempo al tiempo.
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