Poesía no eres tú

Ernesto Frattarola

Bécquer dijo “poesía eres tú”. Pero no dio nombres. Así que, en el fondo, no quedó tan claro. Me atrevo a pensar que él tampoco tenía demasiada idea de qué cosa debía ser eso de la poesía, y por eso lo dejó ahí. Que sí, que parece muy romántico y todo eso, pero a mí el asunto me genera dudas. No puedo dejar de pensar en una palabra de ese famosísimo poema: “clavas”. ¿Qué es poesía?, dices mientras clavas (…). No sé a vosotros, pero a mí, esto me suena más a crucifixión que a romanticismo. ¿O será que la poesía también tiene que ver con las heridas?

De todas las definiciones de poesía que he leído y escuchado en mi vida, la que más me gusta es una de Federico García Lorca:

Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio.

Una definición maravillosa que es, al mismo tiempo, una anti-definición en toda regla. Es, en efecto, una definición que parte de un punto de vista absolutamente subjetivo (“uno nunca supuso”), y que da como resultado algo difícilmente clasificable: ni siquiera un misterio, sino “algo así como un misterio”. Ya os he dicho que me parece la mejor definición posible de la poesía. Porque la poesía es, por naturaleza, indefinible.

Yo, como casi todo el mundo, no tengo ni idea de qué es la poesía. A la que intentas fijarla con alguna característica objetiva, universal, inmutable, se te escapa como agua entre las manos. Ya lo decía León Felipe:

Deshaced ese verso,
quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
y si después queda algo todavía,
eso
será la poesía.

Imposible, vamos. A la poesía no hay quien la someta a una definición. Así que a estas alturas no se me va a ocurrir a mí intentarlo. Pero sí que me voy a atrever a hablar sobre algunas tendencias que, a mi juicio, no son poesía. (Lo digo con la boca pequeña, sí. Yo mismo me pregunto, mientras estoy escribiendo esto: si no sabes qué es poesía, ¿cómo vas a saber qué no lo es? Ya. Aun así, lo digo).

No es poesía una construcción de palabras sólo por lucir una rima perfecta, una métrica homogénea, una cadencia musical. Eso es un artefacto, no un poema.

No es poesía la mera manifestación de un sentimiento, por muy bello o tierno o trágico o sensible que sea ese sentimiento. Eso es un monólogo, no un poema.

No es poesía el vómito desaforado de palabras que duelen dentro. Eso es un desahogo, una catarsis, una terapia; no un poema.

No es poesía la exaltación de una idea política, social, religiosa. Eso es un mitin, un panfleto, un sermón; no un poema.

Claro que un poema es, también, un artefacto. El fondo y la forma van indefectiblemente unidos; hasta me atrevo a decir que son la misma cosa, porque escribir algo de manera distinta es, en el fondo, escribir algo distinto. Pero el poema debe interpelarnos: no puede ser un edificio bello, pero vacío. Porque además, si está vacío ni siquiera es bello.

Claro que un poema es, también, manifestar sentimientos o emociones. Pero algo en ese poema debe conectar con el lector como propio. Se da aquí la paradoja de que sólo se logra ser realmente universal cuando se es verdaderamente particular, cuando el/la poeta consigue tocar su yo más esencial. Porque eso es lo más esencial de todos los seres humanos.

Claro que un poema también es terapia y es catarsis para quien lo escribe. Pero no debemos engañarnos: eso es solamente (y no es poco) una de las consecuencias del hecho de escribir, no algo que el/la poeta deba buscar. Un poema que se queda en un desahogo es, a mi entender, un pobre poema.

Claro que el poema es, también, una manera –probablemente la mejor, tal vez incluso la única- de cambiar el mundo. El verdadero poema nos conmueve y nos remueve: nos mueve. Pero las masas y los slogans no suelen llevarse bien con la poesía. El mundo se cambia uno a uno.

No sé si a estas alturas he conseguido aclarar algo o sólo he logrado enredarlo todo más aún. En cualquier caso, ya termino, porque, como dijo Antonio Machado en boca de Juan de Mairena, no hay nada que sea absolutamente empeorable. Y lo dejo con una cita maravillosa de Octavio Paz acerca del poema. Una cita que espero que nos dé luz y nos invite a reflexionar:

Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: ya lo llevaba dentro.
 

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