Presentación Ignasi Vidal

Ignasi Vidal

Querido amigos, aquí estoy de nuevo, descansado, con las pilas cargadas e ilusionado con este nuevo proyecto.

Cuando Esther Santos me llamó para escribir en el blog de la colección de teatro Max, no te pongas estupendo de Bartleby Editores, sentí vértigo y mi primera reacción fue cautelosa. Debía pensarlo. Escribir junto a auténticos maestros de la palabra, como los que se han reunido en torno a este proyecto, exige responsabilidad y auto exigencia. No es que rehúya de ellas, ni mucho menos, pero cabe el deber de tener en cuenta un importante ponderable: la calidad.

Reconozco que tuve cierto temor (y aún lo mantengo) a no estar a la altura de los que aquí escriben, pero mi propensión a la aventura hizo que aceptara la oferta de escribir en este blog, un metafórico nido de artistas hacedores de teatro, doctorados en el manejo de convertir una idea en palabra escrita.

Me arriesgo, recojo el guante lanzado, me batiré con esmerado valor contra la holgazanería y la falta de hábito de escribir regularmente en un blog desde que cerrara el mío y trataré con pasión todo aquello que en el ámbito del teatro y de las emociones me mueva los antipáticos pelillos de la nariz (cosas de la edad).

No puedo prometer escribir al agrado de todo el mundo. Depende de cómo me levanto soy dócil como una ovejita, fiero como un león o tocapelotas como la mosca que se empeña en ponerse sobre la empanada, una y otra vez, que con voraz apetito nos disponemos a comer en un chiringuito de la playa.

Sí puedo prometer ser yo, con todos mis defectos y mis escasas virtudes, y escribir regularmente con toda la pasión con la que acostumbro a hacer todo aquello que me gusta.

Gracias pues a Óscar Herranz, a su Teatro a Teatro y a Esther Santos y su Max, no te pongas estupendo por haber depositado su confianza en mí…

Ahora que el teclado de mi ordenador saque humo como el tubo de escape se una Harley…

Se levanta el telón.

Salud, amigos.

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