Algunos de mis amigos aseguran que lo que más me gusta en esta vida es hacer tertulias, pero yo siempre añado que también me gusta escuchar. Uno de mis mejores amigos me preguntó, a raíz de la presentación de una de mis novelas, qué es lo que a uno le hace sentirse escritor. Después de mis típicos titubeos iniciales le dije que es posible que el escritor tenga una forma concreta de mirar y ver la vida, aunque también necesita lectores que “sientan” su obra (muchos o pocos, eso es lo de menos), en la línea de lo que Umberto Eco denomina lector implícito.
No me apetece separar, claramente, los géneros literarios. Si Aristóteles prestó una gran atención a la tragedia, olvidando quizá a la lírica, otros que vinieron después destacaron la importancia de esta última en nuestras vidas, así como de la novela. Sentirme rodeado de gente que ama el teatro es un privilegio para mí.