Resumen
Vuelve la temporada de audiciones para los espectáculos de teatro musical de la cartelera madrileña. Cada año se adelantan más, y lo que era normal que empezase con la tibia primavera, ahora tiene comienzo ya en diciembre. Quizá las compañías y las productoras usan estas audiciones no sólo como reclamo y búsqueda de artistas para sus repartos, sino como publicidad adelantada, que se amplifica, a día de hoy, gracias a las redes sociales.
Pero no nos corresponde a nosotros, artistas, que nos postulamos para figurar en las marquesinas de La Gran Vía, analizar los motivos de esa estrategia, sino cumplimentar de la mejor forma posible ésta, cada vez más habitual e inevitable, parte de nuestro oficio.
Mi experiencia
Desde hace unos años, alterno mi trabajo en los escenarios con la formación y consejo a jóvenes cantantes, que desean formar parte de este negocio, que ha tenido su momento de gloria en la temporada 2019-2020, (justo antes de la maldita pandemia), en la que el Teatro Musical en España facturó más que el cine. Esta doble faceta me ha hecho ver las audiciones desde otra perspectiva, analizando la complejidad que tiene formar un reparto, si no ideal, al menos adecuado.
Son muchas las facetas que confluyen en ese proceso, desde nuestro aspecto, nuestro perfil y cómo nos adecuamos al personaje al que optamos, nuestra formación y rendimiento ante la prueba que nos plantean, y nuestra versatilidad en las distintas disciplinas escénicas. Sobre este punto, me gustaría señalar que el perfil emergente en las nuevas generaciones es cada vez más completo. Veo compañeros que a pesar de su exultante juventud, tienen una formación global en danza, actuación y canto.
Teatro musical en España
Esta es una industria de relativa corta edad, el Teatro Musical en España, aunque más correctamente deberíamos hablar de teatro musical «moderno» o «franquicias anglosajonas» porque en cuestión de teatro musical, tenemos en España una profunda y vasta tradición, de teatro lírico, revista, revista musical… que podía haber sido perfectamente el germen de un Musical español como dejaron bosquejado autores como Alonso, Moreno Torroba o Sorozábal.
Desgraciadamente ese ciclo creativo se detuvo en los primeros años cuarenta y dejó un vacío que ha llevado a la práctica desaparición sin renovación del teatro musical que dominó la escena española. Pero ¡ojo! compositores como Albert Guinovart, César Belda o Iván Macías están poniendo en la palestra títulos que compiten en igualdad de calidad con cualquier franquicia importada, aunque con influencias musicales más diversas y claramente internacionales.
A pesar de esta relativa juventud de nuestro “nuevo teatro musical” podemos ver que ya ha tenido, además de títulos de gran importancia e impacto en el público como Los Miserables, My Fair Lady, El Hombre de la Mancha, La Bella y la Bestia, Jekyll & Hyde, Cabaret, Chicago, Mar i Cel, Rent, Spamalot, Mamma Mía, Hoy no me puedo levantar, We Will Rock You, El Rey León, El Médico o La Llamada, entre tantos otros, varias fases en su modo de hacer.
Si bien las productoras y quizá las preferencias estéticas del público en los primeros años noventa se inclinaban más por repartos en los que primaban primeras figuras de la voz, poco a poco se fue acentuando la importancia de la parte actoral, y el importante peso que ésta tiene en un buen espectáculo; y en las últimas temporadas se está incrementando el protagonismo de la danza, con funciones en los que es disciplina imprescindible cuando no total protagonista. Ahora soy testigo privilegiado, como ya he señalado, de una generación de compañeros que aparece con una preparación completa en las tres disciplinas, y que puede afrontar personajes desde distintas perspectivas y cualidades.
Vocal Coach
También, como vocal coach, intento formar a jóvenes aspirantes a intérpretes de musical y, desde mi experiencia, procuro que la parte musical y dramática esté íntimamente relacionada y comprometida; no se puede interpretar bien una canción de musical si sólo se canta y no se cuenta. La tercera disciplina, en orden que no en importancia, la danza, siempre está presente en mis clases, con analogías y ejemplos, pero en el plano teórico, claro… mis pies dan para lo que dan.
En este campo que más me ocupa, que es el aspecto del vocal coach, también hemos visto una evidente evolución. Si bien los primeros años, los repartos estaban formados por cantantes que veníamos de estilos diversos, la lírica, el jazz, el rock´n´roll o la copla… En los últimos años se está viendo como habitual, artistas con formación muy específica en el género musical moderno, incluso con voces y estilos adecuados para según qué compositores.
Yo viví la circunstancia de tener una formación clásica, lírica, que me ha permitido abordar personajes de distinto, y a veces hasta opuesto, carácter vocal (seguramente por mi curiosidad innata); valga como ejemplo la temporada en la que representé Mackie de La Ópera de Tres Peniques, e inmediatamente después Thenardier de Los Miserables, a la vez que cantaba con cierta frecuencia personajes de zarzuela como Leandro en La Tabernera del Puerto o Gustavo en Los Gavilanes.
Intento inculcar una base técnica sólida, un buen conocimiento de nuestro instrumento (me gusta mucho usar la palabra vocalista, en el sentido de que somos instrumentistas de nuestra voz, y tenemos que conocer sus posibilidades y sus límites), pero a la vez propongo que el alumno no se limite a una forma y que explore todas las opciones estéticas que le permita su naturaleza y a la que le lleve su gusto. Una buena técnica no debería limitarnos a un único estilo, aunque sí nos dará una pauta más clara de lo que podemos y no hacer con nuestra voz. Eso nos llevará a ser más eficientes y versátiles a la hora de enfrentarnos al mercado laboral y a las audiciones, esas que comienzan cada vez más pronto…
¡Nos vemos en los teatros!
Autor del post: Enrique R. del Portal
Enrique R. del Portal.
Actor. Cantante. Vocal Coach. delportal.com
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